Concluido el episodio Aminatu Haidar de manera feliz llegó el momento de ajustar cuentas o pagar facturas. ¿Quién ha cedido hasta lo inadmisible? El Gobierno español dice que no ha cedido ante Rabat, y Haidar dice lo mismo, que tampoco se doblegó a las exigencias de pedir disculpas al monarca marroquí. Ni tampoco fue preciso que interviniera el rey Juan Carlos. Sólo la diplomacia de Sarkozy y de Hillary Clinton se movilizaron para resolver una papeleta con amenaza de muerte.

Por más que el PP, como ya hiciera en el caso Alakrana, insiste en proclamar que el Gobierno "todo lo hizo mal, rematadamente mal". Pero se justifica a continuación: obligación del principal partido de la oposición es oponerse. El PP encuentra razón para su crítica en el hecho de que Moratinos esperara hasta el final de la historia para revelar que su colega marroquí le había llamado para anunciarle la expulsión de Haidar. Pero, ¿dónde se dice que el ministro de Exteriores, o cualquier otro ministro, tienen que decir al instante lo que le cuentan otros ministros? Se supone que sencillamente cumplió con su obligación de recordarle al colega que su propósito iba contra la legalidad internacional, y era un gesto inamistoso con España, al que trasladaba un problema ajeno a España y propio de Marruecos, administrador del Sahara, como quería recordarle el Gobierno español.

En todo caso, es evidente que Haidar ha vencido el pulso. Ella y su causa, el Sahara. Desde luego, está por comprobar que se hayan producido avances sustanciales en el contencioso, pero al menos se ha puesto a la vista el conflicto y la necesidad de resolverlo a satisfacción de sus ciudadanos de origen. En Haidar se ha descubierto, o redescubierto, una líder indiscutible y valerosa. Ahora, ya en su casa, Aminatu Haidar, se encuentra "un poco cansada, con la tensión un poco baja pero muy contenta del regreso y con el recibimiento popular saharaui", según ha contado ella misma. "Mis hijos están muy contentos, los dos pasaron la primera noche llorando, pero son lágrimas de alegría porque aún no pueden creerlo", añadió.

A pesar de la presión de las autoridades de Marruecos, la activista asegura también que no tiene miedo a una posible represión cuando los medios de comunicación dejen de prestarle tanta atención a su caso. "Esta tarde han rodeado la casa hasta tal punto que no han dejado a mis hijos salir. Represión ha habido desde el jueves por la noche y delante de los medios de comunicación", ha explicado Haidar.

La saharaui, en esas primeras manifestaciones, ha pedido al Gobierno español que rectifique "su actitud y su postura" y que diga toda la verdad sobre su caso.