El hipérbaton o hipérbato es una figura que permite cambiar el orden tradicional en la estructura lingüística, escrita u oral. Fue un recurso muy utilizado en la literatura barroca por influencia de la sintaxis latina que admite, por ejemplo, la colocación del sujeto en posición intermedia de la frase, del verbo en posición inicial...

Por tanto, es conveniente la prudencia cuando de leer poesía se trata, pues muchas veces el poeta lo utiliza por una cuestión de rima, como Miguel Hernández. Así, en el 14º terceto de la "Elegía" a Ramón Sijé, se lee (Círculo de Lectores, y otras): "Alegrarás la sombra de mis cejas, / y tu sangre se irá a cada lado / disputando tu novia y las abejas". O lo que es lo mismo, los editores se cargan el original: en el verso dos, la forma verbal ("irá") debe estar en plural (ed. Cátedra), pues "sangre" no es el sujeto, sino "tu novia y las abejas". El poeta recurrió al hipérbaton para que la voz "abejas" rime con "cejas" (terceto, ABA).

Es un recurso que obedece a distintas razones, dos de las cuales apunto. Pero la libertad del escritor o del hablante está limitada. Así, hemos de hablar de "Academia Canaria de la Lengua", que no "Academia de la Lengua Canaria", increíble titulación esta que le escuché a un profesor universitario, años ha, quizás acientíficamente imbuido por la técnica del hipérbaton: en su osadía o despiste, cambió disparatadamente el orden de las voces y creó, manu militari, la "lengua canaria", quizás por aquello de la universalización universitaria.

Recuerdo tal bautizo porque asistí el viernes a la presentación (Casa de Colón) del Diccionario Básico de Canarismos, fecundísima y rigurosa obra de la Academia Canaria de la Lengua, redactado por los doctores Díaz, Hernández, Lorenzo, Morera, Ortega, Torres, y con la participación de una amplísima comisión de lexicografía -entrañable maestro don Ramón Trujillo Carreño, por ejemplo- y un gran número de colaboradores.

Aquella noche, el doctor Lorenzo, su presidente, afirmó que el canario es el único español que sabemos hablar en Canarias y que, incluso, en esta variante hay a su vez otras, como la culta, la popular, las características propias en La Gomera, Tenerife, Gran Canaria?

Y su estudio (dijo el doctor Alvar) es, quizás, de los más rigurosos y exhaustivos hechos sobre este apartado del español, pues la publicación de Diccionarios (Léxico de GC, de Pancho Guerra; Ejemplificado -doctores Corrales, Corbella-; Histórico -Corbella-; Histórico-Etimológico de Portuguesismos Canarios e Histórico-Etimológico del Habla Canaria -ambos, del doctor Morera-; de Canarismos (doctores Lorenzo, Morera, Ortega); del Habla Herreña (profesora Acosta); del Habla Canaria (Alfonso O´Shanahan)? y la riqueza de las investigaciones (los nombrados, más los doctores Samper, Navarro Artiles?), nos han llevado, por suerte, a un conocimiento en profundidad del dialecto.

Y el valor de aquellos no se reduce a lo meramente histórico, al descubrimiento de cientos de voces que el canario aporta para enriquecer nuestra lengua, propiedad de sus millones de hispanohablantes, no de las Academias: estas no pueden imponer, no pueden ir en contra de las naturales tendencias evolutivas de un idioma.

Los Diccionarios sobre el habla canaria no son fríos y despersonalizados depósitos de palabras simpáticas, verdosas u originales que pueden recordarse las vísperas del 30 de mayo, como homenaje a abuelos y bisabuelos. No. Son mucho más: reflejan el léxico identificador. No son "la lengua canaria", pero son "lo canario", nuestros rasgos distintivos que nos hacen diferentes como miembros de esa coiné lingüística a la que pertenecemos.

Y, como dije, es propiedad de los usuarios. Quizás por eso, porque no pueden monopolizarla, los autonominados "nacionalistas" no estuvieron en la presentación. O fue por lo otro, porque no saben que el habla canaria, elemento de esa lengua universal llamada español, es lo más nacionalista de Canarias.

No, no lo saben, pero es que tampoco lo sienten.

niguea@telefonica.net