El pasado lunes 14 de diciembre seguí el enfrentamiento dialéctico entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, pero a diferencia de millones de españoles, unas horas antes había asistido a un cara a cara nada político. Me encontraba frente a frente con mi abuela, Nieves Crespo Martino, que aunque se encuentra en la Casa del Padre en el que tanto confió, ese día cumplía 100 años. Era una mujer de aldea, que se dedicó a las tareas del campo desde niña y que vio partir para Cuba a tías y hermanas. Compartió pupitres en Torazo con María Josefa Canellada. Y siempre contaba que mientras ella bailaba en las romerías de los pueblos la estudiosa del bable de Cabranes tomaba notas en sus cuadernos. Nieves fue una mujer guapa, al estilo de su época, hasta la eligieron reina de las fiestas. Bailaba muy bien y tenía muchos pretendientes. Era feliz con poco, como tantas mujeres de entonces en aquella posguerra de necesidades. No fue a América a buscar un futuro más próspero, lo intentó más cerca, y se quedó en Gijón, que también era una tierra de oportunidades. Las chicas de Cabranes estaban muy consideradas entre las familias distinguidas. Su vida sufrió un cambio cuando tenía 32 años y se convirtió en madre soltera. Pero como Dios escribe derecho con renglones torcidos, aquel “pecado” tan castigado en la España de entonces, aquella hija, fue su salvación. Nieves nunca quiso mal a nadie. Su pasión eran los postres dulces y su afición rezar el rosario a la Virgen, con su escapulario del Carmen de Torazo con el que vivió y murió. Cuando falleció en Nava, el 28 de septiembre de 2010, con una buena muerte por la que tanto había rogado, al día siguiente no salió el periódico por una huelga general. Y no me pareció adecuado dedicarle una necrológica. Era una abuela como la de todos los de LA NUEVA ESPAÑA. Hoy quiero hacerle un homenaje, y con ella a tantas mujeres de su generación con vidas paralelas. Se lo debía, como saben muchos colegas que me obsequiaron en mi marcha de Gijón con una foto de Nieves dedicada por todos. Y nada mejor que su centenario para este recuerdo de nieto que ya no tiene abuela.