La estabilidad del sistema sigue vinculada a los dos grandes partidos. Quienes pregonaron el final del bipartidismo han visto, una elección más, como se mantiene las dos fuerzas políticas que sostienen a la Monarquía de 1978.

El resultado de las elecciones deja al PP como el más votado de Canarias, pero la aritmética parlamentaria permite cobrar un significativo protagonismo a la única diputada de Coalición Canaria, Ani Oramas, que sigue resistiendo en su feudo de Tenerife.

Los votantes de Canarias han incrementado su apoyo electoral al PP pese a la vidriosa salida de su expresidente José Manuel Soria. María del Carmen Hernández Bento, como cabeza de lista al Congreso por Las Palmas, ha mejorado los resultados obtenidos el 20D por Soria. Y de diciembre a junio los populares canarios han crecido de cinco a seis diputados. Son la fuerza más respaldada, con más votos y más incremento porcentual. Y en manos de mujeres. En pocas provincias se sometía el PP a un examen electoral tan exigente como en Las Palmas. No era una segunda vuelta con las mismas caras, como en la mayoría de las autonomías. Había cambios notables. El de un exministro de confianza de Maríano Rajoy en el PP y el de Victoria Rosell en Podemos. Ausencias que dibujaban un panorama electoral diferente. Hoy los resultados revelan que las organizaciones estan por encima de los personalismo. A rey muerto, rey puesto. Se hacen buenas aquellas palabras de los que prefieren “un partido sin gobierno que un gobierno sin partido”.

Esta jornada electoral, que ha coincidido con la fiesta eclesiástica de san Josemaría Escriva de Balaguer del que es seguidor supernumerario el ministro del Interior Jorge Fernández Díaz, ha sido, al final, una absolución para el PP, que resiste pese a la corrupción que lo acorrala y a los adversarios políticos que se enredan en los teléfonos ministeriales. Santa paciencia, la que predicaba Escrivá y la que atesora Rajoy, que le ha propiciado un personal “sorpasso”.