Tendiendo ropa Fátima se enredó con una liña y cayó por un tragaluz de 12 metros junto a su compañero que trató de sujetarla en el aire.

Fátima Muñoz

El día 6 de septiembre del 2015 mí vida y la de toda mi familia cambió. Y la de Paco, mi pareja. Después de una jornada de trabajo cerramos el bar-cafetería que teníamos entonces y nos fuimos a casa a Santa Brígida. Estábamos cansados así que nos pedimos una pizza que yo fui a buscar y después de cenar Paco bajó al piso para acostar a su padre; yo me dispuse a tender una lavadora. Eran las siete y poco de la tarde. Oscurecía.

Cuando estaba tendiendo en un tendedero cuadrado que daba a un tragaluz la ropa se me enredó una liña y me dispuse a desenredarla. Esa mi última imagen en la azotea. El otro paso fue verme colgada en el hueco de la escalera de un tercer piso (12 mts de altura), es decir, los brazos agarrados al muro y mi cuerpo colgando del vacío. Pegué un grito llamando a Paco. Salió y cuando y me vio colgada me dijo “qué haces ahí” y yo le contesté no sé “me mato, Paco, me mato”.

El compañero de Fátima le dijo que no se va a matar, “que no la va a dejar caer; no cariño yo te cojo. Subió otra vez las escaleras para agarrarme y a mitad de ella a mi brazo derecho lo vence el peso y caigo. Vuelve a bajar las escaleras y me agarra en el hueco del segundo piso pero el peso nos arrastra a los dos cayendo al vacío. No recuerdo nada más. Cuando me desperté estaba en el Negrón y lo primero que veo es a mi hija a los pies de la cama llorando como una loca y a mi hermana a mi lado izquierdo y yo le contesto a mi niña: “Adriana mamá está bien y se pondrá mejor”.

Lo que han sufrido todos es indescriptible. Mi madre estaba Fuerteventura con su hermana y le ocultamos el accidente. No supo nada hasta este mes de septiembre que se vino y ya lo supo todo. Menudo drama.

Cuando vinieron las ambulancias a recogernos a Paco y a mí, el no estaba grave, pero tenía heridas en las espalda y hombro a mí me trasladan a la U.M.I de Nuero-Trauma del Negrín y allí me trata el equipo del Dr. Hanni.

Mira, yo tengo un recuerdo imborrable de la primera vez que vi a Hanni, aquel hombre menudo con una voz para mi suave y tenue y con unas manos inigualables. Me operó él y su equipo el día 10 de septiembre. Fue fue una operación de más de 8 horas en quirófano. El día 11, un día después, le pregunto si me voy a quedar minusválida y él me contesta que eso lo hablaríamos en los siguientes días que es muy pronto. Yo ansiosa le pregunto que cuales son los síntomas para yo saber si vuelvo a caminar y él me dice “si tienes sensibilidad y puedes mover las piernas”. Y yo ante su asombro vuelvo a mirarlo y a los dos médicos que le acompañaban y muevo una de las piernas si mal no fue la derecha. Él me dice asombrado que cierre los ojos y me empieza a picar las piernas con una aguja y yo le comento que sí, que siento y que el pinchazo me duele. Recuerdo que a uno de los médicos se le cayó el historial de las manos. Su cara es el asombro. Para mí y creo que para ellos también fue una gran satisfacción Hanni ha sido un ángel que apareció en mi vida.

Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde y el Dr. Hanni me devolvió mi vida y mi salud y nadie sabe lo que yo pasé. Gracias a él estoy viva y volviendo a caminar con una muleta. En la U.M.I. del Negrín hay un gran equipo de profesionales y tengo que destacar a mi enfermero Pedro, gran persona, que me dio un cariño y unas atenciones inmejorables.

¿Sabe lo que es que Hanni venía a verme todos los domingos? Así que un día a mí no se me ocurre decirle que si no tenía vida familiar que va a ver a los pacientes un día de fiesta. Y me contesta sonriendo “si tengo vida familiar y que los Domingos viene a verme para hablar conmigo lo que no puede hablar entre semana y que según me veía y hablábamos se iba a su casa hacer vida familiar…”.

Es único y jamás podré pagarle todo lo que hizo por mí. Al llevar 2 semanas en planta es cuando me trasladaron a la Unidad de Lesionados Medulares del Hospital Insular. Allí en mi cama pasando por el pasillo según llego veo a una chica en la puerta del gimnasio de Rehabilitación dándome la bienvenida y convirtiéndose en mi fisioterapeuta durante casi 5 meses que estuve ingresada. Me llevaron a la habitación que esta frente al control médico, la 577, y allí me venían a ver el jefe de equipo el Dr. Méndez y Enrique Barbará. Un recuerdo para Margarita Santana mi fisio, a Héctor el psicólogo de la planta. Conozco ese día a todos mis compañeros de la planta. Me pasan a la habitación 566 y allí estuve con mi compañera Rosa durante casi 3 meses. Marisol esa es una planta que me encantaría que usted conociera. El gran equipo que tiene el Dr. Méndez es impresionante.

A finales de octubre se me declara una secuela de la médula que me deja totalmente doblada y con una rigidez y espasticidad en las piernas pasando a caminar del andador a la silla de ruedas. Todos los días desayunábamos en el comedor y hacíamos todas las comidas juntos como una gran familia y a las 9 de la mañana comenzábamos las secciones de rehabilitación hasta la 13.00 pasando todos los días el equipo médico.

Con Margarita (mi fisio) se creó un vínculo tan grande. Vivimos muchos momentos angustiosos y dolorosos que sobrellevé gracias a mi fortaleza y voluntad. Fue tanto mi rigidez que el Dr. Méndez junto al Dr. Hanni que vino a verme al Insular me hablaron de ponerme una bomba/dosificador de baclofeno que va conectada a un catéter que va a la médula y me suministra una medicación para alimentarla llamada Lioresal y que es lo que controla la rigidez. Ellos me dicen que es la mejor opción y que la bomba llega de U.S.A. y que es el equipo de la Unidad del Dolor la que se encarga de la operación. Ese día viene hablar conmigo la Dra. Vila, eso fue en noviembre, y me operaron el 11 de Enero. Fue mi bendición. No podía ni estirar las piernas y para ponerme la bomba me hizo 3 punciones en la espalda con el fin de saber cuál era mi dosis. Desde la primera dosis me pude poner en pie y caminar ante la atenta mirada del Dr. Méndez y Margarita y mucho personal de la planta. Me sentí súper orgullosa de mi misma, de pasar de una posición fetal a una posición normal es algo maravilloso.

El día 11 de enero por la tarde me viene a ver la Dra. Vila y el Dr. Alejandro diciéndome como me encontraba y que la operación fue todo un éxito. El martes por la tarde empecé a caminar con mis 2 muletas y me sentí la mujer más feliz del mundo. Amplié mi gran familia tanto en el Negrón como en el Insular viven todos ellos. Se quedan muchos sentimientos y vivencias, conocer a mis compañeras de habitación Rosa y Omaira, a todos mis compañeros y sus familiares son sensaciones únicas. Hice maravillosas amistades para toda la vida.

La sociedad debe saber que tenemos 3 grandes equipos médicos de profesionales en el Servicio Canario de Salud y que n son valorados como se debieran. Darles mil gracias al Dr. Hanni y su equipo, al Dr. Méndez y su equipo y a la Dra. Vila.

A mi familia por su apoyo y dedicación destacando a mi hermana, a mi hija por su valentía y coraje por pasar este trance. A mi pareja que si no es por el que me cogió y cayó conmigo no estaría viva. A todas mis amistades que estuvieron en el peor momento de mi vida MIL GRACIAS. Gracias a la vida por esta segunda oportunidad. Reiteradamente darle las gracias Marisol por escucharme y dedicarme su tiempo.

¡¡¡ Gracias !!!