Jay y Sarah de Washington instalaron en la habitación de su pequeño de tres años un vigilabebés con cámara para poder controlarlo durante las noches.

Pero al pequeño el aparato no le convencía, le hacía pasar miedo, hasta que comentó a sus papás que por las noches oía voces parecidas a las que se escuchan en el teléfono que le susurraban “¡Levántate!” o “Despiértate, pequeño niño, papá está buscándote”.

Los padres alarmados por el relato de su hijo comprobaron que el vigilabebés había sido hackeado y un perturbado espíaba desde el otro lado de la cámara a su hijo.