El pasado día 8 de noviembre, un gran hundimiento de tierra de más de 800 metros cuadrados en la quinta mayor ciudad de Japón dejó una imagen de lo más insólita.

El enorme socavón trajo consigo cortes de tráfico y de luz y pese a su vasta dimensión no hubo que lamentar heridos. La noticia, una semana después, no es que el caos se haya apoderado de esta urbe del sureste de Japón, ni que cada día el agujero se vaya haciendo más grande como se temía en un principio.

La novedad es que el enorme hundimiento ya está arreglado. No se trata de magia, sino de eficacia japonesa. Este martes, aquella carretera que se hundió vuelve a estar en pleno funcionamiento; por su nuevo asfalto vuelven a circular los coches con normalidad.

Las autoridades de Fukuoka, creen que el agujero fue provocado por las aguas subterráneas que fluyen en los túneles cercanos a las obras para la ampliación de una línea de metro, informó la agencia Kyodo.