La noticia sigue dando la vuelta al mundo, un año después de fuera difundida por medios británicos. El corazón de una bebé se paró al nacer, y los médicos lograron que volviera a latir tras ocho minutos agónicos.

Los cuidados de los médicos dieron sus frutos: hicieron falta ocho minutos para que volvieran los latidos, y después se la sometió a una terapia de frío para evitar daños cerebrales.

El matrimonio formado por Bex y Martin Forrest puede hoy día sonreír al ver que su hija Willow está sana, pero en aquel momento lo pasaron muy mal. "Estaba asustada, realmente asustada", declaró la madre, que sufría al ver que el bebé no lloraba.