La práctica diaria en el Parlamento regional ha puesto en evidencia que el Reglamento de la Cámara está obsoleto y es muy rígido. Por ello, en esta legislatura, y aunque no entrará en vigor hasta 2011, se ha impulsado una reforma del Reglamento cuya intención es potenciar el control al Gobierno regional, agilizando las relaciones entre éste y los grupos de la oposición y aumentando las prerrogativas de éstos en su labor de fiscalización al gabinete, con medidas concretas como la adecuación de los tiempos de intervención para evitar que el presidente hable durante horas y el jefe de la oposición sólo 30 minutos.

El pasado mes de julio, durante su discurso en la apertura solemne de la VII legislatura, el presidente del Parlamento, Antonio Castro, afirmó que una de las tareas de la Cámara durante estos cuatro años sería la de "facilitar las funciones legislativas y de control al Ejecutivo". Por tal motivo, fue él quien impulsó la comisión de reforma del Reglamento, cuya ponencia ya lleva meses reuniéndose para mirar con lupa, y artículo por artículo, las cuestiones que ralentizan las tareas parlamentarias.

Las normas que regulan las actuales reglas de juego en la Cámara regional se aprobaron en abril de 1991 y sus últimas modificaciones entraron en vigor en mayo de 2003. Gracias a ellas, el presidente del Gobierno regional puede estar 180 minutos, o más, hablando ininterrumpidamente en la tribuna del Parlamento. El portavoz de la oposición, cuyo deber reglamentario es controlar la acción del Ejecutivo, solamente puede replicarle durante 30 minutos, que pueden llegar hasta los 45 si el árbitro de la Cámara regional es magnánimo.

CONFRONTACIÓN. Éste es, precisamente, uno de los puntos que más confrontación y elevada temperatura dialéctica han acaparado los dos principales debates que han existido en el Parlamento en lo que va de legislatura: el de investidura del presidente Paulino Rivero y el reciente sobre el estado de la Nacionalidad.

El hasta ahora líder de la oposición en la Cámara regional, Juan Fernando López Aguilar, ha denunciado hasta la saciedad la indefensión que le produjo enfrentarse a intervenciones de más de cuatro horas de Rivero (sin contar las de los grupos que apoyan al Gobierno) con apenas una hora propia para responder al presidente y exponer sus ideas.

Éste es uno de los puntos, por tanto, que los grupos van a cambiar porque todos están de acuerdo para "adecuar la proporcionalidad de los tiempos de intervención" entre el Gobierno y la oposición, tal y como explica el diputado socialista Julio Cruz, uno de los ponentes de la reforma en marcha. Al respecto, asegura que "un mecanismo de control no sirve si queda aplastado por las prerrogativas gubernamentales", lo que "perjudica no sólo a la oposición, sino al funcionamiento normal del Parlamento, que queda aplastado por el peso del Poder Ejecutivo sobre el Legislativo, que es quien debe vigilar" la acción del gabinete.