- Hace casi un año que dejó el Parlamento y la política, ¿cómo lo lleva?

- Pues con algo de 'mono'. Echo de menos una actividad que he desarrollado durante 25 años. Entré en la II Legislatura, en octubre de 1982, a través del Grupo Parlamentario centrista. Tras la debacle de la UCD quedamos doce diputados, entre ellos José Miguel Bravo de Laguna por Las Palmas y yo por Santa Cruz de Tenerife. Desde entonces hasta que he dejado de ser diputado en marzo, cuando dejé de ser miembro de la Diputación Permanente, pues son algo más de 25 años. Eso genera, como la droga, 'mono'.

- ¿Cuál es su relación e implicación actual con CC?

- Normal, pero yo he dejado de estar en activo políticamente. Pero he descubierto que hay vida más allá de los partidos políticos, aunque te coja ya, como digo yo, que tengo demasiada historia y poco futuro, el futuro te lo da la vida, pero yo ya la actividad política la he dejado.

- Parece que Luis Mardones y CC se ignoran mutuamente. ¿No es así?

- Bueno, yo sigo en CC pero he dejado la política, y CC nunca me ha pedido nada, pero tampoco yo nunca les he pedido nada. Yo ahora ya me comporto como un sujeto pasivo en estas actividades y ya no estoy en una línea de actuación de mi partido. Digamos que me jubilaron, pero si me llamaran para una cuestión de asesoramiento lo haría con mucho gusto.

- ¿Esa marginación es consecuencia directa de aquella despedida suya apoyando los Presupuestos del Estado desmarcándose de su partido?

- Sí, seguramente. Yo lo interpreté como una discrepancia interna, pero que era de tipo técnico, no la hice jamás como una cuestión ideológica, pero a mí no me habían consultado las demandas que planteábamos y a mí nunca me ha gustado ser un diputado teledirigido. Yo quise tener mi propia voz en un momento en que iba a retirarme de la política. Yo expliqué mi posición que era muy clara: los Presupuestos incluían avances en materia social y de mejora de las pensiones para viudas y jubilados y, además, CC no había votado nunca contra unos Presupuestos del Estado. Yo le pedí al partido que no entrara en contradicciones de voto por una interpretación de la Ley de Régimen Económico y Fiscal sobre las inversiones en Canarias y les dije que desde que se aprobó el REF, unas veces la media acaba por arriba y otras por debajo. CC siempre había sido pragmática en la cuestión presupuestaria. En las negociaciones unas veces se conseguía más y otras menos, en función de las circunstancias, pero siempre ha habido argumentos para apoyar los presupuestos.

- ¿Le pidieron explicaciones formalmente?

- Bueno, hubo una comunicación del presidente de CC, el señor (José Torres) Stinga que me pedía explicación del voto y le mandé tres folios dándole una explicación. Pero no le he dado mayor trascendencia.

- ¿Cree que ahora estaría recibiendo otro trato por parte de CC de no haber protagonizado aquel episodio?

- Pues probablemente sí, posiblemente hubiera habido otra reacción. Hombre, en determinados medios me llamaron de todo. Yo respondí a veces con el silencio y otras con la explicación que trataba de ser objetiva y lógica en este entendimiento.

- Este año se ha vuelto a reproducir el debate y CC ha vuelto a rechazar los Presupuestos. ¿Usted habría actuado igual?

- Hay una cosa que se olvida en este debate de fondo sobre las inversiones a que se refiere el REF, cuyo artículo 96 es consecuencia del famoso voto de las AIC en 1989 a la investidura de Felipe González. González encomienda al secretario de Estado de Hacienda, José Borrell, que saque adelante este tema. Después de aprobarse el REF, hubo años en que las inversiones estuvieron por encima y otros por debajo, dependía también de qué concepto presupuestario se manejara, porque yo tenía discusiones con otros diputados de otros partidos que se oponían a las cifras que nosotros pedíamos para infraestructuras. Lo que ocurre es que ha cambiado el contexto político. Hasta ahora, los presupuestos para Canarias habían venido a Madrid de la mano de un solo partido que era CC, pero el pacto con el PP es el que ha condicionado tremendamente esa situación. Y eso me afectó a mí, me obligó a tomar una posición porque yo sabía cuál era la génesis de ese presupuesto en su variante política. Porque no es solamente que la inversión sea la media o superior o inferior a lo que dice la ley del REF, es que, no nos engañemos, había un componente político.

- ¿Quiere decir que el PP está obligando a CC a oponerse políticamente a los Presupuestos de Zapatero?

- Hombre, uno no es muy listo, pero tampoco es tonto. La posición de CC se justifica claramente porque hay un pacto político con el PP en Canarias. Esa situación ha aniquilado el pragmatismo de CC en Madrid, que se ve obligada a posiciones numantinas para no contrariar al PP, su socio en las Islas. La negociación sobre las inversiones estatales se ha convertido en pura literatura. Un partido tiene que resolver los problemas y no crear conflictos que entorpezcan esa labor. El pragmatismo es eso, nosotros no tenemos un concepto doctrinal para venir a Madrid, no discutimos cuestiones ideológicas y el pacto de la última legislatura funcionó de una manera de voto durante tres años, y diferente tras el pacto en 2007. Las posturas numantinas conducen nada más que a que te mueras en la miseria.

- Pero se están dejando ver contradicciones en el pacto: el soberanismo de CC, la policía autonómica...

- Bueno, el hecho de que CC haya retirado sus enmiendas sobre la policía canaria demuestra que la dirección nacional del PP no estaba dispuesta a convalidar las posiciones en Canarias y que en este tema hay contradicciones entre los populares. El PP tiene que ser consecuente en el Congreso con sus posiciones contrarias al despliegue de más policías autonómicas, pero por otro lado ni siquiera iba a votar en contra y se iba a quedar en esa especie de limbo que es la abstención. Pero es evidente que ahí hay una contradicción entre CC y PP y entre la dirección de Génova y el PP canario, pero todos han optado por evitar problemas en el pacto.

- ¿Y qué le parece el nuevo entusiasmo soberanista en CC?

- No sé de dónde ha salido esa tendencia soberanista, yo nunca la he defendido, no la hemos defendido ni en ATI, ni en las AIC ni luego en CC. Canarias está citada isla por isla en el artículo 69 de la Constitución española, ya lo quisieran muchas comunidades autónomas de la Península estar citadas como está Canarias. Por tanto el soberanismo lo rechazo porque considero que tenemos problemas muy graves para perder nuestras energías en un tema político que es legítimo para cualquier ámbito de debate político y académico pero no hay que complicar más la situación. Además eso significa un enfrentamiento con la Constitución.

- ¿Le sorprende que tenga su origen fundamentalmente en CC de Tenerife?

- Yo no creo que este soberanismo se haya exportado de una isla a otra, sino que es una especie de moda que están pidiendo determinados partidos de Cataluña o el País Vasco. Pero claro, es que pedir soberanismo en Canarias es distinto que hacerlo en esos otros territorios porque no es lo mismo tener frontera con Francia que estar al lado de la costa africana. Porque ¿a dónde llevaría ese soberanismo, a un independentismo? Yo no conozco Estado independiente sin unos medios de seguridad. ¿Qué quiere usted, que esto sea como Costa Rica, un país sin ejército? ¿Cómo va a defender usted su concepto de Estado y de nación ante cualquier aventurerismo que haya por ahí en esos mundos de Dios? Pues mire, no le demos más cargas al pueblo canario, vamos a dejarle tranquilo, vamos a responder a los tremendos problemas que tiene la población.

- ¿Qué valoración hace del Gobierno de Paulino Rivero?

- No quiero entrar ahora en una polémica de baremos. Yo hubiera hecho una política más directa de colaboración con Madrid, de agotar posibilidades. Supongo que Paulino Rivero está poniendo su mejor voluntad para resolver los problemas de Canarias, que pasa por una serie de dificultades financieras, laborales, estratégicas que es necesario, clarificar. Pero no quiero entrar en una valoración objetiva porque no es ni mi papel, yo ya he abandonado la política. Le deseo lo mejor, deseo lo mejor para Canarias dentro de España.

- Pero usted está diciendo que Rivero se ha visto arrastrado por el PP en una confrontación innecesaria con el Gobierno de Zapatero.

- Yo creo que esa situación se ha dado sobre todo en la pasada Legislatura. En esta legislatura el PP ha bajado el diapasón. El PP ha estado muy radical, con una oposición muy dura contra Zapatero, sin embargo ahora se ha visto una moderación en los diálogos entre Rajoy y Zapatero y eso se va a empezar a reflejar también en el Gobierno de Canarias.

- ¿No cree usted que a Canarias le convendría ya una alternancia en el poder?

- La alternancia es una vía constitucional en un sistema parlamentario democrático. Ahí usted juega a la aritmética, estamos en una situación de aplicación de normas electorales democráticas. Como el juego de partidos políticos en Canarias con la actual ley electoral es de tres, resulta que el que esté en el medio siempre estará actuando de bisagra.

- ¿Es imposible un pacto en Canarias entre el PSC y el PP?

- En estos momentos, desde la óptica nacional es imposible. El PP está sometido a una consecuencia, a una congruencia como partido político de ámbito estatal para que hiciera esa cuestión sacándola de la norma general peninsular, es imposible.

- ¿Cómo ve la marcha de CC después del congreso de hace unas semanas?

- Me da la sensación de que ha faltado un control gerencial. ¿Qué ha ocurrido en CC? Pues que al llegar al poder Paulino Rivero, a la presidencia del Gobierno, se produce un vacío y el partido ha perdido vigor orgánico y eso se ha traslado al congreso. Los congresos son fuerzas dinámicas y hay que evitar que la cabra vaya al monte. Yo creo que CC debe sacar una lección y es que los congresos no pueden dejarse a los elementos atmosféricos, hay que saberlos controlar y saber aprobar las cosas que interesen para su gobierno.