- ¿Qué fines persigue Demócratas para el Cambio y por qué en este momento?

- Demócratas para el Cambio es una asociación cívica no dependiente de partidos políticos cuyo fin fundamental es la reforma del sistema electoral canario, y también la aplicación efectiva de la bicapitalidad. El momento se debe quizá al cansancio de ver que legislatura tras legislatura el Parlamento no representa de manera fidedigna las preferencias de los electores, deja sin representación a una parte considerable del electorado y nada se ha hecho para remediarlo, a pesar de que en una Disposición Transitoria del Estatuto de 1982 se dice que una Ley del Parlamento regularía todo lo relativo al régimen electoral canario.

- La Asociación está formada por personas sin militancia política y alejadas hasta ahora de la vida pública. Sin embargo, sus propuestas coinciden en gran medida con las del Partido Socialista y Nueva Canarias. ¿Hay alguna relación con estos dos grupos?

- Las propuestas de los partidos a que usted se refiere no han sido claramente expuestas ni difundidas de manera evidente en los medios de comunicación, así que hablar de coincidencias es, cuando menos, arriesgado. Demócratas para el Cambio es una asociación cívica, no un partido político, y en la medida en que nuestras inquietudes sean tenidas en cuenta o consideradas para su discusión, estamos dispuestos a tratar del asunto con quien sea, con los partidos que usted menciona, con cualquier otro partido o con cualquier asociación, institución, grupo de debate o foro de opinión que muestre un interés real por mejorar el sistema.

- ¿Ve factible que CC y PP acepten esa reforma electoral?

- Que sea factible o no, no es lo que a nosotros, por ahora, nos interesa. Como dije antes, Demócratas para el Cambio no es un partido político, sino una asociación de ciudadanos cuyo interés principal es dar a conocer las deficiencias congénitas del sistema electoral canario y concienciar a la ciudadanía de que lo que aquí sucede no es normal, pues el sistema canario no tiene equiparación con ningún sistema electoral de ninguna otra comunidad autónoma de España. La calidad democrática de nuestro sistema está, con diferencia, a la cola del país y esto es algo que debe conocer la ciudadanía.

- ¿Cuáles son las deficiencias?

- Muchas. Para empezar, un sistema electoral que permite que el 17 % de los habitantes determine el 50 % de la conformación del Parlamento, y que el 83% determine el otro 50 % deja ya, de entrada, muchísimo que desear. Pero además hay índices que los expertos utilizan para medir la calidad de los sistemas electorales y en todos ellos el canario es el peor de España con diferencia. Por ejemplo, la magnitud media, que es el promedio de los diputados que hay en un sistema, es en Canarias de 8,5, la peor cifra del país; y el umbral efectivo, que es el porcentaje mínimo de votos para conseguir al menos un diputado es en Canarias de 8,2 %, también la peor cifra del país. Por si todo lo dicho no fuera ya bastante calamitoso, resulta que en todas las Comunidades Autónomas españolas sólo hay una barrera de acceso al Parlamento, que oscila entre el 3% y el 5%, mientras que en Canarias hay dos barreras, la autonómica, que es del 6%, y la insular, que es de nada menos que del 30 %, lo que provoca cosas rarísimas. Por ejemplo, que un partido con 40.000 votos quede sin representación y al mismo tiempo un partido con 3.000 votos obtenga representación. En Canarias la sobrerrepresentación de unas islas es exageradísima y la infrarrepresentación de otras también, de manera que, en el caso extremo, 1 voto de El Hierro equivale a 14 votos de Gran Canaria o de Tenerife, lo cual es inaudito en España, ya que ni de lejos sucede lo mismo en comunidades como las Baleares, donde también se ha favorecido la representación de las islas periféricas, pero con un ratio de 1 a 3,54, ni de lejos el 1 a 14 de Canarias. Téngase en cuenta también que el sistema electoral canario asigna de manera fija un número de diputados por isla sin atender al censo, lo cual nos ha llevado a la paradójica situación de que Fuerteventura, estando hoy más poblada que La Palma, cuenta con un diputado menos en el Parlamento, lo que raya el límite de lo constitucional. Y, en fin, todos los parlamentos de todas las autonomías españolas tienen un número impar de diputados, excepto el canario, que es par y también en esto es un caso extraño en el país, lo cual dificulta aún más la posibilidad de que se alcance la mayoría absoluta.

- Pero todo ello se debe a la triple paridad. ¿La cuestionan?

- La triple paridad es un argumento que se usa sistemáticamente para mantener las cosas como están, pero nada hay escrito en el Estatuto ni en ninguna otra norma legal sobre la triple paridad que, además, no existe. Me explico. ¿De qué triple paridad me habla? No hay paridad entre las islas capitalinas y las islas no capitalinas pues, de promedio, 1 voto en una isla periférica (Fuerteventura, Lanzaro- te, La Gomera, La Palma y El Hierro) equivale a 7 votos en una isla capitalina (Gran Canaria y Tenerife). Tampoco hay paridad entre la provincia de Santa Cruz de Tenerife y la de Las Palmas, pues 1 voto de la provincia de Santa Cruz vale casi el doble de un voto de Las Palmas (exactamente, 1 voto de Santa Cruz equivale a 1,75 votos de Las Palmas). La única paridad real es la que se da entre las islas de Tenerife y Gran Canaria, muy similares en censo y con igual número de diputados, el resto de la triple paridad, como usted ve, no es más que un cliché vacío de contenido que ha servido de excusa para mantener las cosas como están.

- ¿Cuáles son sus fórmulas para mejorar el sistema?

- Varias. Eliminar la doble barrera y tener solamente una, por circunscripción y reducida al 3%. Aumentar el Parlamento a un número impar de diputados de manera que se alcance, al menos, una magnitud media de 10. Asignar el incremento de los diputados según el censo, y crear una nueva circunscripción autonómica, que daría un carácter unitario al voto en el Archipiélago y además corregiría en parte la infrarrepresentación de las islas más pobladas, Gran Canaria y Tenerife. De esta manera, se tendrá un Parlamento impar; gracias a la reducción de barreras no quedarán excluidos del acceso al Parlamento los votos de más de 150.000 electores, como siempre viene sucediendo; podrán entrar en el arco parlamentario partidos que hasta ahora no han obtenido representación; se mantendrá la prima a las islas periféricas, pero se corregirá su ostensible desproporción; se creará un sentido de autonomía; el ciudadano estará mejor representado; se facilitará el control de la labor gubernamental y parlamentaria; en definitiva, saldremos del último puesto que actualmente tenemos en virtud del actual sistema electoral canario.

- ¿Cree que la propuesta de Demócratas para el Cambio será bien acogida por los partidos políticos?

- Antes que los partidos, a nosotros lo que nos interesa es conseguir que la gente se entere de cómo es el sistema electoral que rige sus vidas. La información es poder, y seguro que una ciudadanía bien informada reaccionará frente a un sistema que, como ya le he explicado, es de ínfima calidad democrática y, repito, con diferencia el peor de España. Habrá quienes piensen que nos hemos quedado cortos en la reforma, y habrá quienes la consideren un atentado contra sus intereses localistas. Pero, en todo caso, la propuesta de Demócratas para el Cambio es una propuesta reformista, que mejora el actual sistema, corrige sus graves defectos y lo saca del furgón de cola en que se encuentra. Expresado de otra manera, nuestra propuesta de sistema representa mejor a los ciudadanos sin olvidarse de los territorios. En este sentido, la propuesta de Demócratas para el Cambio es equilibrada, realista, tiene en cuenta el lugar donde vivimos y las circunstancias e intereses que los diversos poderes quieren preservar, a veces con cortedad de miras, en fin, la nuestra es una propuesta que podría ser consensuable por todos los partidos políticos. Aunque repito, lo primero es que los ciudadanos se enteren de cómo es el sistema que rige sus vidas.