En la manifestación de ayer por la independencia se decía "veredismo", no "senderismo"; "Tamarán", no "Gran Canaria"; y "Nación Canaria", no "Canarias". Sobre lo que no se dijo nada fue sobre la casualidad de que arrancara precisamente en la plaza lagunera en honor del conquistador de Tenerife, Alonso Fernández de Lugo.

Y eso que "el genocidio de los guanches" fue una de las reliquias argumentadas por los cerca de un millar de "alzados", la concentración separatista más nutrida con diferencia de los últimos años, repletos de banderas de las siete estrellas verdes, lemas en tamazight, sonidos de bucios y chácaras, y eslóganes tipo: "Canarias dice no a la colonización", "Movilización, movilización", "Arriba Canarias libre", "Español el que no bote...", "Esta bandera es la verdadera" o "Canarias no se vende, Canarias se defiende".

Pero lo que más había era "traidores" y mucho sectarismo. Sobre todo por parte del líder del Movimiento Patriótico Canario (MPC), José Luis Concepción, y de sus acólitos, ese pseudopartido apadrinado por el editorialista de El Día que se ha sumado a las reivindicaciones por la descolonización. Concepción y los suyos, visiblemente excitados, la emprendieron primero con un joven cuyo delito fue llevar un cartel que decía: "El Día = ATI. Nos quieren dividir. Basta ya de paranoia insularista".

"Quita ese letrero. Estás reventando la marcha", le señaló uno de los manifestantes, mientras otro le recriminaba que se estaba metiendo "con el único periódico patriota que nos apoya". Un tercero lo llamó "traidor", "canarión" y "sinvergüenza". Y entonces apareció José Luis Concepción para pedirle que lo mejor que podía hacer era marcharse. "El Día divide a las Islas. No lo invento. Llevo 20 años luchando por la independencia y tengo el derecho a decir lo que quiera", se defendió el hombre de la pancarta. Pero nada. Seguían las recriminaciones, los insultos y hasta algún empujón. "Que quites el letrero. Esto no es una manifestación libre. Está todo apalabrado". El joven respondió que "ustedes son unos dictadores", pero terminó marchándose con un amigo.

Antonio Cubillo prefirió mantenerse al margen. En un coche a 50 metros de donde terminó la marcha, frente a la plaza Javier Fernández Quesada donde se rindió homenaje "a los caídos por la patria", Cubillo dijo que la descolonización se acerca y que "habrá que ver cómo echamos al Ejército español". "Habrá que cambiar todo, hasta el Parlamento, y podrá haber partidos, pero canarios", remató. Para él y los organizadores, el acto supuso "una seria advertencia" a España. "¡Lucha canario, lucha!". El megafonista ya empezaba a quedarse afónico. Lo importante para los convocantes es que fue un acto "histórico". "Eso de que nos vamos a morir de hambre es patético. Lo único que sabe hacer España es esclavizarnos y robarnos. Pero somos un pueblo que quiere la soberanía ¡ya!".