La profesora española Sara Domene, vinculada a la Iglesia Evangélica y expulsada el lunes de Marruecos por el gobierno alauí al considerarla "una grave amenaza contra el orden público", opina que el motivo de su expulsión "es religioso" y, según ella, "se debe al miedo y la presión que Marruecos soporta por parte de los integristas islámicos", comentó ayer la docente en Las Palmas de Gran Canaria, a donde debió de trasladarse en avión tras abandonar a la fuerza El Aaiún, capital administrativa del Sahara Occidental.

La profesora, de 31 años, no salía ayer de su asombro ante los "ridículos" argumentos esgrimidos por el gobierno alauita. "Soy cristiana, pero de manera privada", explica. "No he ido repartiendo biblias por la calle ni he hecho proselitismo de la religión que profeso, como consideran las autoridades. Mi labor allí era exclusivamente docente", añade esta mujer, natural de Sant Boi de Llobregat, que lleva tres años dedicada a impartir clases "a unos cien alumnos por curso, en su mayoría saharauis", algo que, a su entender, "también podría haber influido" en obligarla a salir del país con tanta premura.

Reconoce Domene que siente "mucha pena" por los motivos "falsos" que esgrimen las autoridades, aunque tampoco oculta que "allí ya conocíamos el caso de otros cristianos que fueron obligados a salir de Marruecos del mismo modo que yo. En total", dice, "han sido como un centenar desde el mes de marzo, todos cristianos. Lo que sucede es que españoles sólo han habido dos casos: el mío y el del empresario Francisco Patón, que también fue obligado a abandonar el país pese a que generaba beneficios con sus negocios".

La profesora, que al ser expulsada del país tiene prohibido el retorno a Marruecos, nada más aterrizar en Gran Canaria denunció en dependencias policiales la irregularidad de su expulsión, con el fin de poder volver alguna vez a Marruecos "aunque sea como turista", algo "difícil", concluye, "porque no he notado interés por parte del Gobierno español en acabar con esta situación".