"Dada la pequeña población [saharaui] en juego, que España le garantice la nacionalidad española, con la posibilidad de emigrar a España, a las cercanas Islas Canarias o a cualquier otra parte de Europa [de la Unión Europea], resulta significativo. Y su reasentamiento, en tiempos mejores, podría ser una manera simple de resolver la difícil situación de los refugiados". Robert P. Jackson, actual embajador en Camerún y entonces jefe adjunto de misión y encargado de negocios de la embajada de Estados Unidos en Rabat, propuso así utilizar la decisión española de abrir la puerta a la concesión de pasaporte a los habitantes de la ex colonia española en 1974 y descendientes directos (86.500 personas, según el censo actualizado por la ONU en 1999) como fórmula para desactivar el conflicto y darles una salida a todos aquéllos descontentos con la marroquinidad del Sahara.

El cable, clasificado como confidencial, fue enviado al Departamento de Estado, a Washington, en agosto de 2009, en plena reanudación de las negociaciones en Estados Unidos entre Marruecos y el Polisario. Y en éste se describe extensamente los elementos de una supuesta pérdida de influencia del Polisario entre la población saharaui del Aaiún y del resto de la ex colonia así como la creciente situación de minoría de población de los saharauis ante la inmigración de colonos marroquíes. De hecho, señala que estos últimos son más que la mitad de los 385.000 residentes en la ex colonia, siendo la minoría saharaui procedente de todo el Magreb Occidental.

Torturadores trasladados

De igual modo, Jackson recalca las posturas de los saharauis en la ex colonia son cada vez más favorables de ésta a una autonomía dentro de Marruecos, más que a la independencia nacional, como, a su juicio, prueba la alta participación en las elecciones locales de junio de 2009 en el Sahara a pesar del boicot del Polisario.

Los factores señalados para ello son la "mejora espectacular de los derechos humanos tras la breve Intifada [saharaui] de 2005, el traslado de policías torturadores marroquíes que permanecían desde los "años de plomo" de Hassan II, una "gran inversión pública" y un tratamiento fiscal especial que está enriqueciendo a muchos jefes de clan saharauis.

Sin embargo, Parker admite que el Polisario sigue fuerte en Tinduf. "Aunque no es competencia de esta embajada comentar la situación de los campos del Polisario, la situación de los refugiados es difícil, pero el apoyo al Polisario es fuerte". En este punto se hace eco de que Marruecos ha reclamado una investigación internacional acerca de los fondos de cooperación al desarrollo que recibe el Polisario, por entender que la corrupción campa a sus anchas en Tinduf, y el diplomático aconseja que ésta sea apoyada por Washington.

Campaña en Tinduf

"No obstante, hemos oído de saharauis creíbles que está creciendo allí [en Tinduf] el interés por una solución negociada [fórmulas alterativas al referéndum de autodeterminación], lo que desmiente las historias irreales de ruido de sables [vuelta a la guerra o acciones armadas] atribuidos más a las nuevas generaciones".

Es más, precisamente por ello Jackson sostiene que la iniciativa legal española de 2008 acerca de abrir la concesión de pasaportes a los saharauis habitantes de la ex colonia "debería ser implementada [por España] en Tinduf, como lo ha sido ya en El Aaiún".