En el módulo de presos preventivos primarios de la prisión provincial de Salto del Negro conviven dos personajes mediáticos desde el pasado lunes: El empresario José Miguel Suárez Gil y el karateca Fernando Torres Baena. El primero, con apenas unos días como interno, recibió ayer la primera visita de dos familiares; el segundo lleva ya casi un año paseando con una carpeta bajo el brazo por el patio, unas dependencias comunes a casi doscientos presos.

El módulo de preventivos primarios es el lugar en el que conviven los internos que están a la espera de juicio y que, además, están encarcelados por primera vez. El pasado 6 de enero, el juez decretó el ingreso en prisión de Suárez Gil, detenido tres días antes por encañonar con una pistola a su esposa, la abogada Josefina Navarrete. Tras pasar 48 horas en el módulo de ingresos, ahora comparte ducha e instalaciones con unos doscientos internos, cuyo nombre más ilustre es el de Fernando Torres Baena, el karateca acusado de abusos sexuales a más de sesenta menores de edad. El módulo de preventivos primarios es también el lugar donde esperan la celebración de juicio los patrones de pateras que han sido detenidos en las últimas fechas en Canarias.

Suárez Gil tuvo ayer la primera comunicación desde que está en prisión, con dos de sus hermanos. Hasta ahora, las únicas visitas que se habían autorizado eran de abogados que pedían hablar con él. Mientras, el Juzgado de Violencia contra la Mujer deberá resolver en los próximos días el recurso de la Fiscalía en el que pedía la puesta en libertad del empresario.