El presente más inmediato no tiene buena pinta. Pero dentro de unos años, "a largo plazo", dice Miguel Carrión, se "intenta ver" en su propia casa y con su propia familia. Tiene 23 años y, por el momento, su currículo laboral se ciñe a "un año y un mes" que estuvo trabajando en una ferretería y a un curso remunerado en el Ayuntamiento de Arucas.

En la actualidad termina la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) para poder acceder a "un curso de auxiliar veterinario en una academia privada". En su familia hay veterinarios y tienen clínica propia.

Se acaba el trabajo y comienza de nuevo la formación. Las familias empujan en ese sentido, alertadas ya por lo que supone tener un ni-ni (ni estudia ni trabaja) en casa.

Otros deciden por sí mismos dar un giro a su vida. "Me aburrí de la banca y me puse a estudiar derecho". Así se expresa José Marrero, grancanario de 25 años que se decanta "por la docencia". Sabe que las plazas en las Islas son limitadas y por eso, y porque maneja el inglés con soltura, estaría dispuesto a cambiar incluso de país para ejercer en alguna facultad.

Ya había estudiado Administración de Entidades Financieras y realizó un máster en Dirección Comercial y Marketing. A tener en cuenta su valoración: "La crisis acabará en dos años, como ciclo económico que es".

Menos trazado tiene su plan Rita Rodríguez, aruquense de 20 años. Estudia Primero de Bachillerato y no sabe "todavía" lo que quiere hacer "cuando termine", lo que no quiere decir que le "dé igual". Simplemente todavía no se ha parado a pensarlo. A su favor tiene su disposición "a cambiar de lugar de residencia". No al extranjero, por los idiomas, "pero a la Península sí".

Su amiga Laura Vallejo, de 18 años, no iría tan lejos. "Como mucho a otra isla", dice. Quiere ser peluquera e, incluso, tener su "propia peluquería". Mientras ese tiempo llega, vive con su familia. "El futuro está chungo, pero creo que me saldrá bien todo", sentencia mientras descansa con Rita en un banco de la calle Triana de una dura mañana de compras.

Yesenia Rodríguez, terorense de 18 años, será colega de Laura si se cumplen los planes de ambas. También quiere ser peluquera y, si no lo logra, "trabajar de celadora en un hospital". Claro que para eso "tiene que terminar la crisis", porque de lo contrario, no se ve trabajando.

David y Miriam tienen 18 años, ella es de Sardina del Sur y él de Vecindario. Miriam estudia un curso superior de modelismo y maquetismo. "Tiene poca salida" y ella, en realidad, quiere "ser fotógrafa". Algo que "tampoco" da vía libre para un futuro halagüeño, pero si le pone "empeño y ganas" cree que podrá vivir de ello. Su amigo David se queja de la falta de becas.