Hay situaciones en las que las discusiones parlamentarias se enredan de tal forma, y casi nunca sobre argumentos de fondo, que acaban pareciendo caricaturas. Al final de un Debate de Nacionalidad, es hasta normal que la hipersensibilidad de algunas de sus señorías les lleve a perder sus valiosos tiempos en un intercambio de pareceres sobre si ser tonto es peor que ser bobo, o al revés. Pero independientemente de la obligada educación parlamentaria o de la corrección política -de la que casi siempre resulta recomendable prescindir-, es incierto que un buen debate tenga que ser soso o remilgado, incluso ajeno al insulto (político, claro).

La portavoz del PP, Australia Navarro, rechazaba ayer casi en su conjunto las propuestas socialistas de resolución. No puede decirse que la diputada Navarro sea especialmente delicada con sus adversarios y de ahí se entiende que calificara la intervención anterior de Hernández Spínola de "tonterías". El portavoz socialista exigió de inmediato una rectificación. "Lejos de mi intención ofenderle -le dijo la portavoz popular-; si quiere cambio tonterías por boberías".

Spínola pareció darse por satisfecho sin saber, probablemente, que fue peor el remedio que la enfermedad, porque la RAE deja bien dicho que tontería es "dicho o hecho sin importancia" mientras que bobería es "dicho o hecho necio". Tontos o bobos, sus señorías suelen emplear algunos minutos en este tipo de discusiones de altura mientras crecen en la calle los desafectos a la política, según reconocía el martes una ilustre señoría desde la misma tribuna del Parlamento.

Claro que los socialistas pueden alegar que no son ellos los más directamente responsables de ese peligro de divorcio entre el pueblo y sus representantes, sino el Gobierno y quienes hasta antesdeayer estuvieron en el Gobierno. Y son además los que menos faltas cometen en los partidos. El PSC está en la oposición y en ocasiones parece feliz en ella. Eso fue lo que sugirió no hace mucho el propio José Miguel Pérez, pero esto es otro cantar.

84 propuestas

Los socialistas presentaron ayer 84 propuestas de resolución, por seis el PP y ninguna Coalición. Es verdad que algunas o muchas de ellas eran puro calco de debates anteriores (elogios al Gobierno central por el cumplimiento del plan de carreteras, por ejemplo); otras resoluciones repetían el texto de algunas rechazadas en su momento o aprobadas pero no cumplidas por el Gobierno. No se esperaba menos de la oposición real, papel que es el que quisieron jugar en la Cámara los socialistas ante el duelo de baja intensidad entre Rivero y Soria.

De ese casi centenar de propuestas, apenas una veintena fueron aprobadas, ya con el apoyo de Coalición o con el de los populares, seis en particular, referidas sobre todo a la gestión del director general de RTVC, Willy García. También, por supuesto, la que exige al Ejecutivo -no está obligado a cumplirla- la suspensión del concurso de adjudicación de nuevas licencias de radio en FM.

En cuanto al director de la TV Canaria, el Parlamento (es decir, PSC y PP) le pide "garantías de pluralidad, imparcialidad, objetividad y participación (...) en especial durante la campaña electoral previa a los próximos comicios de mayo". Hay dudas de que entre las prioridades de García figure la lectura de los acuerdos aprobados por el Parlamento.

Pese a esa veintena de resoluciones socialistas aprobadas, hace un año fueron más y unieron en sus votaciones al PSC y a CC, que compartía entonces Gobierno con los populares. Los nacionalistas esta vez no han dejado pasar una resolución socialista sobre el cumplimiento de determinados aspectos del Plan Canaria. José Miguel González (CC) dejó claro que se cumplen algunas de sus previsiones, pero otras necesitan un impulso mayor por parte de la Administración central, impulso que Coalición no ve por ningún lado.