Las incógnitas sobre la viabilidad del proyecto monumental de Tindaya no se terminan en el ámbito judicial o político. Su director, Lorenzo Fernández-Ordóñez, expuso ayer en la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria algunos puntos que ponen en entredicho la realización de la obra ideada por Eduardo Chillida, que consiste en vaciar parte de su interior.

Fernández-Ordóñez, arquitecto de profesión, explicó que el último estudio realizado "fue pasando fases de viabilidad que nos invitan a pensar que se puede hacer". Sólo la intervención directa sobre la piedra "nos dirá si realmente la montaña aguantará el vaciado para que el proyecto se acerque lo máximo posible a la idea de Eduardo Chillida". Fernández-Ordóñez insistió: "Tenemos que actuar para conocer el comportamiento real de la montaña". Durante la conferencia abundó en la posibilidad de que la montaña no aguantara el vaciado, con lo que se tendría que renunciar a su construcción por miedo a un desmoronamiento a pesar de complejos sistemas de anclaje.

Tanto él como Luis Chillida, que ayer ofrecieron una conferencia a la comunidad universitaria, insistieron en que "para que el proyecto se lleve a cabo, debe respetar la idea original de Chillida". "Mi cometido", dijo Fernández-Ordóñez, "es hacer que se haga bien, y que no se haga si se hace mal". Sobre todas las trabas burocráticas, judiciales y políticas con las que arrastra este proyecto desde su puesta en marcha, el arquitecto dijo con firmeza: "Si no se puede hacer, pierden más Fuerteventura y Canarias que yo, que tengo mi trabajo asegurado".

Impacto ambiental

Las exigencias medioambientales con las que han trabajado hasta ahora son a juicio de Fernández-Ordóñez una bendición, "nos han venido muy bien, la exigencia es enorme y hemos podido demostrar que se puede trabajar con nulo impacto sobre un espacio protegido". En el estudio que ayer defendió, el director del proyecto defendió la incorporación de la zona arqueológica "al futuro de Tindaya. De una situación de abandono pasará a estar protegida por formar parte del futuro Parque Nacional de las Zonas Áridas".

Interrogado sobre los plazos para la hipotética ejecución del proyecto monumental de Tindaya, concluyó que "lo normal serían cuatro años de trabajo, es decir, uno de implantación y tres de excavación".

En cuanto al terreno sobrante, a los escombros generados por el vaciado de la montaña, el arquitecto dijo que "todo ese material será utilizado para reconstruir el paisaje de las canteras de áridos abandonadas".