Si algo dejó tajantemente claro el primer debate electoral entre los candidatos a la Alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria es que Juan José Cardona necesitará algo más que ganar los comicios para convertirse en el próximo regidor de la capital. A pesar de su enorme voluntad, su autoestima en cuanto a lo que es capaz de dar por la ciudad, y de su atrevimiento de levantarse contra sus dos rivales, hasta hace meses socios del gobierno municipal, Jerónimo Saavedra terminó pasándole por encima. Eso sí, sin grandes alardes técnicos, sin fintas, ni tiqui-taca, pero sí siendo todo corazón.

Y no es exactamente que Saavedra y Nardy Barrios, la eterna presidenta de Compromiso, tengan firmados papeles comprometedores de reparto de competencias más allá del 22-M, sino que todos, los tres entre los tres, se conocen hasta el tuétano. Se conocen tanto que se diría que hasta pactaron distinguir sus indumentarias para la puesta en escena de la primera contienda de la precampaña: vestido rojo para la candidata de CGC, azul oscuro y corbata de tonos rosados para el popular, y traje gris claro para el socialista.

Juan José Cardona empezó cuestionándolo todo, el urbanismo y la economía en primer lugar. El tono de tensión baja con que arrancó su intervención se topó enseguida con la contestación de Saavedra, elevando a cuarenta grados la temperatura del debate. Y así se mantuvo hasta que la triple recomendación del alcalde a su oponente del PP a que regresara a la Facultad para aprenderse las cuentas municipales rompió la noche. Fue el momentazo que confirmó el ganador. A pesar de que quien era condenado a volver a la Universidad prometía bajar los impuestos que su rival del PSOE acaba de subir. Y a pesar de que Cardona propone más gestión y recorte de gastos superfluos para sacar rendimiento a los dineros municipales.

Y es que Cardona prefirió algunas ideas fuerza para atacar a su principal oponente: "No puede ser que las zonas comerciales abiertas pierdan subvenciones por 700.000 euros porque el Ayuntamiento no las ha pedido". O, dirigiéndose a Barrios: "Su decisión de quitar la tasa de cementerios está generando sentencias que costarán millones a la ciudad".

Con la estrategia claramente fijada, el aspirante popular lanzó más que guiños al pequeño comercio, prometiendo acercarse a las empresas para que generen empleo, y dejó claro que el urbanismo que propone está lejos de grandes aventuras, pero sí con la gestión por delante, criticando duramente la lentitud en la tramitación del Plan General.

Pero su argumentario, técnicamente dotado, acabó apagado por las continuas réplicas de Saavedra: "Es asombroso cómo habla de urbanismo de detalle [en realidad, Cardona había criticado la paralización de Estudios de Detalle, una figura urbanística que ordena alturas y volúmenes de parcelas] cuando ustedes [los del PP] nos dejaron el detalle del Canódromo".

Cardona se presentó como el enemigo a batir, y lo consiguió y fue batido, porque Saavedra y Barrios jugaron a eso. Porque la presidenta de CGC, con continuas carantoñas a "la gente, los barrios", tuvo mucho cuidado en no criticar a su ex socio. Está todo tan reciente...