Se ha convertido en rutina el paso por las Islas de políticos nacionales absolutamente preocupados por eludir las preguntas de los periodistas. El ministro de Fomento, José Blanco, no fue menos. Como si las prisas a que obliga la apretada agenda de campaña fueran a ser menores cuanto más liviano fuera el peso de su presencia en Gran Canaria, Blanco optó por realizar una visita electoral de perfil bajo.

Pasadas las 10.30 de la mañana el ministro compareció en el paseo de las Canteras acompañado por José Miguel Pérez, Carolina Darias y varios integrantes de las listas socialistas. No tuvo tiempo para contestar preguntas aunque el mediano paseo le llevó alrededor de 25 minutos y cuando tuvo frente a sí las puertas del auditorio Alfredo Kraus todavía le quedaba más de media hora para hacerse presente en el escenario.

En el trayecto se acercó a unos jóvenes que permanecían recostados contra la barandilla del paseo playero a la altura de la Cícer. "¿Son de aquí?", les preguntó el ministro. Le contestaron afirmativamente y estrecharon su mano, pero no hubo más conversación. "¿Cogen olas?", intercedió Carolina Darias. Pero resultó que eran futboleros.

Más adelante un hombre con una bicicleta expuso a la comitiva su queja de la poca presencia de los políticos en las calles cuando no hay elecciones en ciernes. Leves paños calientes y la comitiva continuó hablando entre dientes camino del lugar de la cita.

Tuvo más suerte el ministro junto a la calle Sagunto con una pareja de señoras. Afloraron las sonrisas y al terminar el breve encuentro la más joven interpeló a su acompañante: "Para que luego digas que no eres importante. ¡Te ha saludado un ministro!".

La procesión del silencio llegó hasta el auditorio y bajó a la sala polivalente. Un ministro de los más cercanos a Zapatero no mereció una Sinfónica repleta con la tradicional y previa movilización de las bases.

Para colmo, cuando el silencio al fin se rompió con la sintonía de campaña, los saludos más calurosos se los llevó Juan Fernando López Aguilar.