Agentes de la Brigada de Información de la Policía Nacional procedieron ayer en San Bartolomé de Tirajana a la detención de Imad El Mouahhid, un joven marroquí de 26 años, como presunto autor de un delito de enaltecimiento y apología del terrorismo islamista. El Mouahhid es natural de Tánger y vivía en Gran Canaria desde hace varios años. Once meses atrás, aproximadamente, la policía comenzó a seguirle los pasos.

Durante la tarde de este jueves, la Audiencia NAcional ha puesto en libertad con cargos al presunto terrorista.

La investigación policial que terminó con la detención del joven marroquí está dirigida por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, quien además ordenó el registro de su vivienda, ubicada en la urbanización La Rosaleda, en la avenida de Tunte y dentro de la localidad de San Fernando (Maspalomas). Todas las investigaciones apuntan a que Imad El Mouahhid se dedicaba a captar menores con el objetivo de introducirlos en la yihad (lucha espiritual en árabe) y posiblemente convertirlos en futuros terroristas islámicos. Según la investigación, el detenido utilizaba la mezquita del centro comercial Yumbo para la captación de jóvenes.

Además, los investigadores han podido averiguar que el detenido participaba en la elaboración de documentales de contenido terrorista, que posteriormente eran visionados con los menores en lugares de reunión clandestinos y también distribuidos a través de Internet por él mismo. Tras su detención la policía practicó un registro en su domicilio del sur grancanario, que compartía con otras personas, y luego fue trasladado hasta la sede de la Jefatura Superior de Policía, donde pasó la noche.

Conexiones con Marruecos

Los investigadores han podido acreditar que Imad El Mouahhid tenía relación con diferentes terroristas que actualmente cumplen condena en Marruecos. Todos los indicios apuntan a que es miembro del denominado Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM), una rama radical y de las más sanguinarias que conforman la estructura del Al Qaeda. Algunas fuentes apuntan que, tras la muerte de Osama Bin Laden, el líder de Al Qaeda, que fue ejecutado por Estados Unidos hace aproximadamente un mes, el joven había radicalizado su discurso.