Desde primera hora de la mañana, el campus de Tafira de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) se llenó de personas ansiosas por empezar el que podría ser el "examen de sus vidas".

Folios llenos de apuntes y repasos de última hora inundaron las instalaciones universitarias. Entre carreras y preguntas, el reguero constante de opositores, algo desorientados y muy nerviosos, fue aumentando hasta convertirse en una masa humana que invadió cualquier rincón del campus. Escaleras, bancos y hasta el bordillo de la acera, se convirtieron en ideales lugares sobre los que descansar en los instantes previos al gran momento de tensión.

Agolpados contra las puertas de cristal de los diferentes edificios de las facultades, muchos buscaban, sin suerte, su nombre o apellido para dar calma a su ansiedad. "¿Dónde está el edificio de empresariales?" o "¿es ésta la facultad de arquitectura?" fueron algunas de las preguntas más constantes en el ir y venir del gentío.

Mujeres y hombres, jóvenes y de mediana edad, aguardaban escuchar el silbato que rompía la angustiosa espera. Un momento que se dilató durante más de una hora, debido al colapso sufrido en los accesos al campus, y que hizo que el inicio del examen se prolongara durante dos horas.

Finalmente, a las 11.00 horas las aulas, llenas de opositores concentrados y cargados de esperanza, cerraron sus puertas para dar comienzo a la jornada de oposición.

A la salida, un respiro de alivio y a la espera del resultado.