Las diligencias policiales de la detención de Casimiro Curbelo, senador y presidente del Cabildo gomero, no dejan lugar a dudas sobre los pormenores y circunstancias en que se produjo el suceso, en los famosos bajos de Azca de Madrid. Curbelo llamó "terroristas" a los policías, además de "pringados" y los amenazó con expulsarlos del cuerpo "porque no saben ustedes con quién están hablando". Por su parte, el dueño de la sauna Gola, que no quiso dar su nombre, aseguró ayer a LA PROVINCIA que los incidentes se originaron por la actitud "chulesca" del hijo del senador Curbelo, Adays, con las chicas. "En mi vida he visto mayor macarra", señaló el propietario de Gola, que no desea dar su nombre.

Adays, según la versión de esta fuente, "se comportabade manera bravucona, enseñando sus abdominales y provocando" a las chicas, lo que obligó a intervenir a un cliente. En ese momento fue cuando el senador Casimiro Curbelo sale en defensa de su hijo y acaban los dos y un tercer acompañante expulsados del local. "Yo no sabía que era un político hasta que él lo gritaba desde el exterior" de la sauna .

La versión de esta fuente coincide con lo recogido en el atestado policial. El atestado señala que Curbelo, su hijo y otro hombre acudieron hacia las dos de la madrugada al local conocido como Gola, en el número 30 de la calle General Perón, en los conocidos bajos de Azca, con síntomas de embriaguez y mostrando desde el primer momento una actitud agresiva, grosera y despreciativa hacia la chicas que en esos momentos trabajaban en el local. El camarero sostiene en su declaración que uno de los tres hombres, al parecer sin precisar cuál de ellos, entró en un reservado con alguna de las chicas del local y que fue allí donde se inició la discusión y que se escucharon gritos, forcejeos y golpes.

El dueño del local declaró ayer a LA PROVINCIA que Curbelo se comportó en todo momento de forma correcta y que fue uno de sus acompañantes, al parecer su hijo, el que "se mostró desde el principio impulsivo, faltón, prepotente y grosero", molestando a las chicas y "revoloteando todo el tiempo para ver si alguna se iba con él por su cara bonita", eso sí, sin que el senador le recriminara. El altercado se inició, según el dueño del local, que prefiere no dar su nombre, tras salir otro cliente del local en defensa de las chicas e iniciar una discusión con el hijo del senador, momento en el que éste y el otro acompañante sí entraron en liza en la refriega.

Entre los tres trataron de sacar del local al otro cliente y fue cuando se produjo la rotura de una puerta, no por una discusión por el precio de un supuesto servicio de masaje erótico a ninguno de los implicados, como señalan fuentes policiales. "El senador estuvo hasta ese momento todo el tiempo en la barra, hablando con unas chicas, pero nunca pasó a un reservado con ninguna de ellas, como se ha dicho", resalta el dueño del Gola.

Fue entonces cuando los empleados del local expulsaron a Curbelo y sus acompañantes y cuando estos se dirigieron hacia la comisaría policial situada en los bajos de Azca, a escasos metros de la sala. El senador y su hijo pidieron al agente que les atendió que les acompañara al local para pedir explicaciones sobre su expulsión violenta del lugar, a lo que el agente se negó, invitando al tiempo a Curbelo y su hijo a presentar denuncia formal. "Pretendían que la policía detuviera a los responsables del local", afirma una fuente policial.

Ambos se negaron a presentar denuncia y Curbelo apeló entonces a su condición de senador, insultando al agente y asegurando que la policía tenía que ponerse a sus órdenes. Tras este primer enfrentamiento, la policía reclamó entonces la identificación de Curbelo y su hijo, a lo que ambos se negaron. El personal de esa dependencia pidió la presencia de más efectivos de la comisaría más cercana, la del distrito de Tetuán, que llegaron en un coche patrulla.

Antes de proceder a su detención, uno de los agentes sufrió un fuerte golpe en el pecho y otro un "manotazo en la cara", según el atestado. Los dos agentes agredidos fueron traslados por la mañana a un centro de salud, donde se les facilitaron partes médicos acreditando lesiones leves a cada uno de ellos.

Durante la refriega, Curbelo llamó "terroristas" a los agentes que le detuvieron a él y a su hijo, que no sabían "con quien estaban tratando" y que iba a acabar con sus carreras. La policía sostiene que tanto el senador como su hijo opusieron una resistencia activa grave y que le rompieron alguna prenda del uniforme a uno de los agentes. Los insultos se prolongaron durante el traslado en el coche patrulla a la comisaría de Tetuán y durante su ingreso en el calabozo de ese centro policial.

Tras ponerse en contacto con un abogado, Curbelo y su hijo fueron llamados por la mañana a prestar declaración para la redacción del correspondiente atestado policial pero ninguno de ellos quiso hacerlo. A las 14.00 y 14:30 del viernes, respectivamente, el senador y su hijo abandonaron la comisaría.