7 de Marzo de 2007. Momento de pleno apogeo de la investigación del 'caso Las Teresitas', con numerosos teléfonos intervenidos por la Brigada Provincial de la Policía Judicial de Santa Cruz de Tenerife, tras solicitar la correspondiente autorización a la magistrada instructora del caso, Carla Bellini. La esposa del alcalde, Elvira Moreno, le envía un mensaje 'sms' a su marido que llamó la antención de los investigadores hasta el punto de adjuntarlo al sumario y recoger su contenido en varios informes policiales: "Bnos días. Los mensajes escritos tb los leen?", le pregunta a Miguel Zerolo su esposa. No consta que el entonces alcalde de Santa Cruz de Tenerife le respondiera, pero la policía interpreta de forma clara que estaban al tanto de que tenían los teléfonos intervenidos y ella -su esposa- tenía la duda de si podía enviar mensajes de texto de forma segura.

A lo largo de todas las conversaciones telefónicas intervenidas por la policía, se pone de manifiesto que un buen número de los imputados conocían que los teléfonos no eran seguros para mantener según qué conversaciones. De hecho, el entorno de los empresarios Ignacio González y Antonio Plasencia, habían adquirido teléfonos vía satélite en determinados momentos posteriores a diciembre de 2006, fecha en la que la delegada de la Fiscalía Anticorrupción en Santa Cruz de Tenerife, María Farnés, presentó la querella por el 'caso Las Teresitas'.

"Lo hablamos donde sabes"

A lo largo de los pinchazos telefónicos del caso, que se prolongaron por espacio de varios meses, se convirtió en habitual que Miguel Zerolo utilizara palabras en clave en determinadas conversaciones, tales como "lo otro" o "lo hablamos donde tú sabes".

Esa última expresión, "lo hablamos donde tú sabes", se corresponde con lugares como el Casino de Santa Cruz o el Club de Golf de Tacoronte, lugares frecuentados por Zerolo en su época de alcalde. Por todo ese cúmulo de detalles los investigadores del 'caso Las Teresitas' llegaron a la conclusión de que, sobre todo el ex primer edil de la capital tinerfeña y los empresarios imputados, estaban al tanto de que sus teléfonos estaban intervenidos por los agentes de la policía.