Nosotros no queremos ser protagonistas de nada ni reivindicamos que nuestro dolor es el más grande de todos. Yo tengo un gato dentro que me aruña y la única forma de que deje de aruñarme es que se sepan las razones verdaderas del accidente y que paguen su responsabilidad todos los culpables. Eso es lo único que a mí me va a calmar". Estas palabras son de Marcos Caballero, cuyo hermano David Caballero, de 27 años, fue la primera víctima en recibir sepultura en Gran Canaria.

El hombre afirma que "el dolor va a seguir dentro. La tirita se llama Justicia y es lo único que me va a servir para que la herida no siga sangrando, porque llevamos tres años desangrándonos", añade Caballero, que no entiende el cambio de criterio "tan drástico" del juez, puesto que los familiares esperaban un aumento en el número de imputaciones. No en vano, este familiar se pregunta por qué no está imputado el director del aeropuerto de Barajas, pese a que "se ha demostrado que el protocolo de emergencias falló", ya que los sanitarios tardaron unos 35 minutos en atender a los heridos. "Parece que se está ocupando un juzgado en Madrid que hay que desalojar ya", lamenta e incide en que el auto sienta "precedente" en la legislación relacionada con la navegación aérea. En estos tres años de "pesadilla" valora el apoyo de "personas singulares" gracias a las que "las lágrimas son menos saladas". Coincide con otros afectados en que el procedimiento judicial ha sido "una lucha de David contra Goliat". "Bíblicamente ganó David, pero en este caso son muchos Goliat juntos", asevera.

Su hermano David estaba en la Brigada Paracaidista. Se había roto una rodilla saltando. Ese día viajaba desde Madrid para dar una sorpresa a su hermana por su cumpleaños. Su intención era regresar después a la capital de España porque su compañía estaba movilizada para irse a Afganistán.