Más de 20.000 millones de euros dotados y unos 300.000 empleos creados en los últimos 15 años ligados a la inversión. La Reserva para Inversiones en Canarias (RIC) vive sus horas más bajas después de haberse convertido durante más de una década en el instrumento fiscal más importante que ha tenido la economía canaria. Los momentos más importantes de la RIC coincidieron con los años de la bonanza económica, no en vano los beneficios de las empresas radicadas en las Islas se destinaron año tras año a la Reserva con dotaciones multimillonarias. El año en el que se dotó más fondos fue 2006 con 2.300 millones de euros.

Un informe encargado por el Gobierno regional a las universidades canarias cuando se modificó la RIC en 2006 establecía que el efecto entre las dotaciones y la creación de empleo ha sido proporcional, ya que "un incremento de un 1% de las dotaciones de la Reserva provoca un aumento entre un 1,19% y un 6% en el número de trabajadores". Sin embargo, también el informe refleja uno de los principales lastres del mercado laboral de las Islas y es que las empresas con mayores dotaciones de la RIC presentaban una plantilla de asalariados fijos muy superior al resto, pero, por contra, también destacaba "el uso realizado de la fuerza de trabajo no fija".

Los años de expansión de la Reserva para Inversiones sirvieron para fortalecer y capitalizar a las empresas canarias. Los sectores económicos más beneficiados por las inversiones de la RIC fueron la construcción, el sector inmobiliario y el turismo, sobre los que se basó la expansión de la economía canaria, pero, a la postre, los que también han arrastrado a Canarias a la crisis más grave que se ha conocido hasta ahora. Los empresarios fueron sobre lo seguro e invirtieron en aquellos sectores y supuestos que generaban más rentabilidad a corto plazo: equipamiento industrial, maquinaria, naves, almacenes, oficinas, inmuebles, etcétera.

Distribución

Según los cálculos de los asesores fiscales, alrededor del 65% de los fondos que se han invertido en Canarias con cargo a la RIC han sido para activos fijos de las empresas y sociedades, es decir, equipamiento y modernización de las mismas y nuevas edificaciones como hoteles, edificios para oficinas y arrendamiento, entre otros. El 25% de los fondos se han acogido a la deuda pública que han emitido en estos años la Comunidad Autónoma y los cabildos de Gran Canaria y Tenerife, mientras que el 10% fueron destinados a otros supuestos.

Sin embargo, durante sus años de esplendor la RIC apenas se utilizó para otro amplio abanico de supuestos contemplados en la ley como la investigación y desarrollo (I+D), medio ambiente, la sociedades de capital riesgo, la rehabilitación o la financiación de obras públicas. En 2007 se inició una nueva etapa de la RIC con un tinte más social y con más restricciones en el uso del suelo y la vivienda, lo que concitó la protesta de los inversores y empresarios. Sin embargo, la crisis se inició ese mismo año y comenzó el declive de la Reserva.

No sólo la bajada de los beneficios por la crisis supuso un duro golpe para este incentivo fiscal. Las restricciones impuestas y la importante litigiosidad judicial provocada por la pelea entre las empresas y Hacienda han ido minando la RIC hasta el punto de que ya hay voces empresariales que piden su desaparición y que su busquen otras alternativas para incentivar la inversión y el empleo.

De los 2.300 millones de euros dotados en 2006 se ha pasado a los 615 millones de 2009, últimos datos conocidos hasta ahora, lo que supuso un descenso vertiginoso que demuestra el momento de debilidad que vive la RIC.