El viceconsejero de la Presidencia, Jorge Rodríguez, se convirtió a su pesar el pasado fin de semana en la estrella de Internet. Como pólvora corre el vídeo de su intervención en el homenaje a Secundino Delgado, padre del nacionalismo canario, en Telde. Con lengua de trapo reivindicó una Canarias "una, grande y libre pero no fascista", en referencia al lema franquista.

"Un error", aseguró ayer, que achacó a dos fuertes calmantes que había tomado contra un "insoportable" dolor de espalda que padecía y a la emoción que le embarga cada vez que habla del nacionalismo e intenta trasmitir "cuánto ha avanzado nuestra sociedad en poco tiempo".

El también presidente de la agrupación de CC en Las Palmas de Gran Canaria reclamó, para una escasa audiencia de menos de 20 personas en las Casas Consistoriales teldenses "la libertad por la que han trabajado nuestros padres, nuestros abuelos y bisabuelos y toda esa gente que se va a morir", dijo.

"No queremos discriminar a nadie", afirmó en su intervención, "pero tenemos derecho a ser un pueblo libre. Bueno, somos un pueblo libre. Libre de ataduras", subrayó en el discurso con dos banderas de fondo: las dos con las siete estrellas. Una enseña que, por otra parte, forma parte del acervo de los nacionalistas de Coalición Canaria. La quieren convertir, cuando ello sea posible y esté consensuado, en el símbolo de las Islas y no lo niegan. Es más, la reivindican en todo evento público en el que pueden.

Dos días después del acto organizado por la Asociación Secundino Centenario, Rodríguez aseguró ayer que carece de veleidades independentistas. "No lo soy", sostiene.

Rodríguez achacó esas frases a su timidez y a que no tuviera previsto intervenir en el acto: "Dije lo primero que se me ocurrió. Me había pasado toda la tarde trabajando en mi casa, estaba cansado, me había medicado y además la emoción me jugó una mala pasada".

En contra de las críticas que se pueden leer en diversos foros de Internet asegurando que había acudido al homenaje con alguna copa de más, el viceconsejero asegura: "Quien me conoce sabe que cuando me emociono se me embarullan los pensamientos y me entrecorto al hablar". Eso fue lo que ocurrió. La lengua, en definitiva, se le puso de trapo.

"Es muy normal incluso que en actos de esa naturaleza se me salten las lágrimas, como ya me ha ocurrido en algún acto oficial. Si hubiera ocurrido en esta ocasión además me hubieran tachado de llorón", asegura. "Fue solo la emoción del momento".

Rodríguez asegura, ante la avalancha de llamadas que ha recibido en estos días haciéndose eco de las críticas en la red, que consultó incluso con un grupo de personas con las que se reunió una hora después: "Me vieron normal".

"Es que he llegado a dudar de mí mismo. Con tanto comentario al final uno no sabe si lo que percibía era correcto o no", apunta, "y resulta que los demás tienen razón".

Con todo, con pastillas o sin ellas, en su discurso improvisado llegó a invitar a los presentes a gritar con él "pero sin calificativos", dijo, "¡Viva Canarias!"

"Que conste que fui el único de los que intervinieron, y fueron unos cuantos, que no gritó "¡Viva Canarias libre!"

"Fui el más moderado de todos sin lugar a dudas. Entre los que intervinieron había mucho discurso incendiario", asegura.

El acto conmemoraba el centenario del fallecimiento de Delgado y para Rodríguez estos días posteriores se han convertido casi en un sepelio.

Reza para que la tormenta amaine consciente de que todo ha sido un error: "¿Mis palabras fueron afortunadas? Pues no, la verdad es que no", admite.

El viceconsejero -en la legislatura anterior ocupó las carteras de Empleo y de Hacienda- espera que su carrera política no pase a la posteridad manchada para siempre del recuerdo de su particular homenaje a Secundino Delgado.

La garganta se le añusgó y la lengua se le trabucó, insiste. "Me sigue emocionando que los canarios hubieran sido capaces de superarse como lo hemos hecho. Eso fue lo que me ocurrió y me va a seguir pasando porque yo soy así", se confesaba ayer atrincherado en su despacho de la plaza Rafael O'Shanahan en la capital grancanaria.

Esperando que el ruido pase y que los enlaces de su vídeo en youtube (los hay hasta subtitulados para los más duros de oído) se bloqueen, o se pierdan en el ciberespacio cuanto antes mejor.