¿Apoya el anteproyecto de Ley del Registro Civil?

No, es un proyecto que no beneficia a la sociedad y lo consideramos extraño pues se ha hecho de espaldas al notariado. Nos hemos enterado del contenido por la prensa, lo que es sorprendente. En una materia que afecta al sistema de seguridad jurídica preventiva, lo lógico es tener en cuenta a todos los operadores jurídicos afectados.

¿Por qué lo rechazan?

Rechazamos el contenido del anteproyecto íntegramente. No se ha discutido; se nos ha ocultado; se excede, especialmente teniendo en cuenta que no se limita a regular la materia del registro civil. Va mucho más allá. Se intenta trastocar el sistema entero, apartándonos del resto del mundo. Se amplían las facultades de los registradores en exceso y se intentan aplicar principios del registro de la propiedad a otros registros que no tienen nada que ver como el civil, mercantil, asociaciones, etc. Así, se pretende que se inscriban, con estos criterios, el domicilio, los testamentos y otros ámbitos como los seguros. Para cambios radicales falta un estudio sereno, a plena luz y no sólo atender a criterios corporativos. No se puede aprovechar una reforma del registro civil para, de rondón, alterar otros registros como el de propiedad, mercantil, asociaciones, cooperativas, con cambios sustanciales que exageran la actuación del registrador, entorpeciendo el tráfico jurídico, encareciéndolo y alterando principios básicos del sistema registral, lo que aleja todavía más a España de Europa.

¿Qué ocurre con la figura del matrimonio?

El anteproyecto crea mucha confusión. Complica en exceso la tramitación notarial del matrimonio, hasta llegar al ridículo, al forzar la actuación del registrador y establecer un triple control: con una primera opinión que da el registrador; una segunda que da el notario; y una tercera, después de la boda, que da el registrador. Creando situaciones absurdas: hasta que el registrador dé su última opinión los novios no van a saber si están casados o no. El proyecto agiganta las funciones registrales hasta límites alejados de la realidad.

¿Y los costes? ¿Cómo serán?

Como en cualquier reforma se deben estudiar y tener en cuenta la economía y la situación social. El anteproyecto tal cual está ahora creo que perjudica al ciudadano. Además, junto al matrimonio ante notario el ciudadano ha de tener la libertad de elegir otras vías como el juzgado o ayuntamiento. Desde el punto de vista de los costes el matrimonio, que es lo más llamativo, es lo de menos, ya que su coste debe ser necesariamente muy bajo y se puede optar. Donde sí se incrementan en general, y no cabe opción, es en los contratos o negocios jurídicos sujetos a registro. Por ejemplo, cuando un ciudadano inscriba un piso, el registrador de la propiedad volverá a pedir información a otros registros, especialmente al civil y al mercantil, esta información debe ser gratuita, pero presumiblemente se va a cobrar, lo que incrementará la factura final del registro en todas las operaciones.

¿Qué habría que hacer con el anteproyecto?

Crear un nuevo grupo de trabajo abierto, que lo estudie con objetividad y elabore un nuevo anteproyecto. Una modificación tan profunda no puede hacerse a la sombra, ni excluir a nadie, debe hacerse a plena luz y anteponiendo lo justo y el servicio a la sociedad a otros criterios. El cambio planteado no es acertado. Perjudica, no tanto a nosotros o a otros profesionales del Derecho, sino a la sociedad. El ciudadano verá reducidos sus derechos frente al registrador.

¿Considera que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como registrador en excedencia, está barriendo para casa?

Pienso que no. Sería un error político asumir este anteproyecto. Es excesivamente pro-registral.