El acto de homenaje a los cabildos canarios en conmemoración de su centenario pasó en la mañana de ayer con más pena que gloria en el antiguo salón de plenos del Senado, donde se celebró. Sólo los senadores canarios y dos de sus compañeros en el Congreso arroparon a los presidentes de las siete corporaciones, que sí contaron también con la compañía del presidente de la Cámara, Pío García Escudero, que presidía al acto junto al jefe de Gobierno de Canarias, Paulino Rivero.

Fue llamativa la ausencia tanto de representantes de los grupos parlamentarios, de la Mesa del Senado o de miembros de la Comisión de Comunidades Autónomas, a quienes específicamente se había invitado al acto, así como la de miembros del Gobierno central. Algunos de los asistentes reconocieron que era imposible la presencia de algún ministro dado que el acto coincidía con el Consejo de Ministros, pero sí echaron de menos la de algún representante de segundo nivel de algunos ministerios, especialmente el de Hacienda y Administraciones Públicas. En todo caso, el Estado dejó en manos de la Delegada del Gobierno en Canarias, Carmen Hernández Bento, su representación en el homenaje. En total, el momento en que más asistentes hubo en el salón en la más de hora y media de duración del acto no superó las 40 personas, incluida una decena de periodistas y gráficos.

En la bancada de asistentes se encontraban, eso sí, la mayoría de los catorce senadores canarios, entre ellos Antonio Alarcó, Borja Benítez de Lugo, María Rosa Haro Brito, del PP; Luz Marina Socas, del CCN; Arcadio Díaz Tejera, Aurelio Abreu y Domingo Fuentes Curbelo, del PSC; y Narvay Quintero, de CC-AHÍ. También asistieron los diputados Guillermo Mariscal y José Segura, popular y socialista respectivamente. La mayoría de los asistentes lamentaron luego el escaso brillo de la ceremonia, aunque lo justificaron en la dificultad de encontrar una fecha más propicia para realizarla. Además, también se expresó por parte de algunos asistentes del PP la "inconveniencia" de que el Senado hubiera previsto la intervención del presidente de Canarias. "No tiene autoridad sobre los cabildos. Bastaba con invitarle a la asistencia, no ha intervenir, y menos aprovechar para plantear reivindicaciones ante el Estado", aseguraban.

Ello, no obstante, no fue óbice para que Rivero dudara en hacer llegar su mensaje: un "nuevo anclaje" del Archipiélago en el Reino de España". El presidente aprovechó su turno de palabra para reclamar una actualización del pacto Canarias-Estado. Apostó por avanzar decididamente hacia un modelo autonómico y territorial "asimétrico", y por una reforma de la Carta Magna que reconozca más "autogobierno" para Canarias.

"No debemos tener miedo a una eventual reforma de la Constitución que actualice el modelo territorial para hacerlo más justo, más solidario, más eficiente y más racional", afirmó el presidente canario, quien considera que "o se reforma la Constitución, o ésta será, como así está ocurriendo, un elemento extraño a la realidad cambiante que pretende ordenar". Sobre esa base aseguró que "los gobiernos estatales de turno no deben ver como una amenaza la reclamación de Canarias de una profundización de nuestro autogobierno". Eso sí, insistió en que las reformas en la arquitectura jurídico-administrativa del Estado "deben emprenderse a favor, y no en contra de las autonomías", y que "con independencia del modelo que se adopte en la actualización, la fórmula debe ser asimétrica". Según Rivero, "el autogobierno canario no puede ni debe parecerse a ningún otro. El café para todos no es la receta".

Tras la intervención inicial de Rivero, el presidente del Senado fue dando la palabra a cada uno de los presidentes de los cabildos. Inició la ronda el de Tenerife, Ricardo Melchior, al que le siguieron consecutivamente los de Fuerteventura, Mario Cabrera; La Gomera, Casimiro Curbelo; Lanzarote, Pedro San Ginés, el que más extrañeza mostró por el formato del acto; La Palma, Guadalupe González Taño, la de discurso más breve y más pegado a la realidad; y finalmente el de Gran Canaria, Bravo de Laguna, quien lo hacía en último lugar como presidente de turno de la federación de cabildos. Todos ellos coincidieron en la necesidad de definir mejor las competencias y mejorar la financiación de las corporaciones insulares, repitiendo así las reivindicaciones que ya iniciaran hace unos días en el Parlamento regional.

Tras ellos, el presidente del Senado puso fin al acto con una intervención en la que destacó que la ley que se conmemora ahora reconoce rango a cada isla como entidad local y les dota de unas administraciones específicas. Valoró la elección directa de consejeros y presidentes y que también se hayan constituido en circunscripción electoral para el Senado.

En relación con las reformas en la Administración que está llevando a cabo el Gobierno central, señaló que su objetivo es "mejorar la eficacia y eficiencia de la administración pública" y aseguró que no se trata de una operación de recentralización de competencias, sino de mejorar los mecanismos de cooperación, donde los cabildos tienen mucho que aportar".