Jerónimo Saavedra Acevedo se convirtió el 14 de enero de 1983 en el primer presidente autonómico de Canarias. El hoy Diputado del Común en las Islas tomó posesión, treinta años atrás, de un cargo que tenía entonces el carácter de provisional, al frente de un Parlamento que se conformó con arreglo a la extrapolación de los votos emitidos en el Archipiélago para las elecciones generales del 28 de octubre de 1982. En aquellos comicios, en los que la sociedad española expresó de forma mayoritaria su voluntad de cambio político, el PSOE y Felipe González alcanzaron una aplastante mayoría absoluta. Otro socialista, Saavedra, asumió las riendas de un Ejecutivo que tenía como encomienda principal encauzar la primera convocatoria de elecciones autonómicas en la región, que se fijaron para el día 8 de mayo de ese mismo año, y en las que la formación del puño y la rosa se confirmó como la principal fuerza política en las Islas, con 27 diputados electos.

El Archipiélago cerró así el periodo de adaptación al estado autonómico, que ya dibujó la Constitución de 1978, y al que dio cuerpo el Estatuto de Autonomía de Canarias, aprobado en agosto de 1982. En su contenido, esta última norma establecía que el primer Parlamento regional saldría de las elecciones generales que se celebrarían dos meses después. Se acabaron desde entonces las juntas preautonómicas, que en las Islas presidieron distintos representantes de la Unión de Centro Democrático (UCD): Alfonso Soriano, Fernando Bergasa, Vicente Álvarez Pedreira y Javier Ucelay.

No fue un periodo sencillo. El intento de golpe de Estado del teniente coronel Tejero, el 23 de febrero de 1981, convulsionó el escenario político español, con una democracia aún en pañales tras los cuarenta años de dictadura del general Franco. La propia junta canaria estaba reunida, bajo la presidencia de Álvarez Pedreira, cuando fue tomado el Congreso de los Diputados, y no tardó en emitir un comunicado en el que expresaba su confianza en que el trance se solventara "sin erosión para la democracia".

El miedo a que poderes públicos y partidos políticos se escoraran hacia posiciones radicales marcó una época en la que, sin embargo, se fueron cumpliendo las etapas definidas por la Constitución. El felipismo fue el gran triunfador de aquel proceso, que en las Islas elevó al PSOE como formación más importante. No obstante, y como ha venido ocurriendo en las décadas sucesivas, el mapa parlamentario regional ya se tuvo que conformar de forma compleja. De hecho, Saavedra no obtuvo la mayoría absoluta en la primera votación del Parlamento, bajo la presidencia del socialista Pedro Guerra, celebrada el 22 de diciembre del 82. Siete días más tarde, la UCD rompió su disciplina interna y el líder del PSOE, con el apoyo de los diputados centristas de la provincia de Las Palmas, consiguió los 35 votos necesarios para la investidura, con 25 votos en contra. El episodio dejó al partido centrista "destrozado", en palabras de Zenón Mascareño, líder de la formación en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, que abandonó finalmente su cargo e incluso su afiliación.

A la toma de posición de Saavedra, el 14 de enero, no pudo asistir Alfonso Guerra, vicepresidente del Gobierno central y figura señera para las bases socialistas. En su lugar, acudió a la sesión, que acogió la sede del Parlamento regional en Santa Cruz de Tenerife, el ministro de Administración Territorial, Tomás de la Quadra-Salcedo, quien ya entonces garantizó una de las demandas recurrentes de Canarias ante la administración del Estado: "El Gobierno", apuntó, "mantendrá un trato especial con el Archipiélago, debido a estas especiales características de las Islas".

El día siguiente, 15 de enero, el primer número del Boletín Oficial de Canarias (BOC) publicaba la relación de los integrantes del Ejecutivo de Saavedra, con Antonio Martínez Cejas como vicepresidente, y con nueve consejeros que estrenaban el cargo: Juan Alberto Martín (Desarrollo Autonómico y Política Territorial), Alberto Guanche Marrero (Trabajo, Sanidad y Seguridad Social), Nicolás Álvarez García (Industria, Energía y Agua), Alfredo Herrera Piqué (Educación y Cultura), María Dolores Palliser (Turismo y Transportes), José Medina Jiménez (Obras Públicas, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente), Felipe Pérez Moreno (Agricultura y Pesca), Rafael Molina Petit (Economía y Comercio) y Francisco Jiménez Suárez (Hacienda).

El primer BOC también acabó con 57 de meses de preautonomía, en la que la UCD fijó el rumbo político desde la Junta. El PSOE llegó a abandonar este órgano en 1980, como consecuencia de su oposición frontal al modelo de Estatuto de Autonomía que comenzó a desarrollarse entonces, aunque los socialistas regresaron en 1981, lo cual no acabó con las tensiones políticas en el territorio.

En ese periodo, la Unión del Pueblo Canario (UPC) ejerció el papel de tercera fuerza del Archipiélago y llegó a tener hasta tres puestos en el pleno de la Junta, que nunca ocupó por estar en desacuerdo con el régimen autonómico. La UPC se mantuvo en todo momento fiel a su ideario, y no dejó de reclamar la autodeterminación e independencia de las Islas.

El discurso del presidente

La investidura de Saavedra se convirtió en el primer gran acontecimiento de la nueva etapa política, en la que se alumbró la administración autonómica. El presidente provisional abrió su discurso con un tono alusivo a la cota histórica: "En un momento como este", apuntó, "es lógico que los pueblos nos planteemos una reflexión sobre por qué hemos llegado aquí y qué es lo que queremos a partir de aquí". Más adelante, el líder socialista asumió su compromiso como primer jefe del Ejecutivo, "desde la Punta de Garafía hasta el extremo de La Restinga, desde La Graciosa hasta Morro Jable", y allá donde se encontrasen "habitantes que trabajen, que viven, que luchan en este Archipiélago".

Aunque Saavedra, inevitablemente, hubo de adoptar un cariz más político en un ambiente de expectación y cierto recelo entre las distintas fuerzas de la comunidad. En este punto, el mandatario reclamó "solidaridad regional". La omnipresente demanda de un trato diferenciado por parte del Archipiélago también definió el periodo constituyente de la nueva administración. Así, el primer presidente canario subrayó que "es esta comprensión, este nuevo sentimiento de saber que nos van a entender allá, lo que yo creo que significa el inicio de la etapa autonómica en Canarias. Es esta confianza en que la solidaridad no es una palabra hueca, sino que se establece entre Canarias y la Península".

El recién investido presidente completaba así, junto con las declaraciones del ministro De la Quadra-Salcedo, el primer episodio del diálogo que en adelante se establecería entre la autonomía canaria, en el extremo del Estado, y la administración central. "Es a partir de ahora cuando Canarias va a hacerse escuchar", anunció Saavedra en un posterior mensaje televisivo emitido en la noche del 14 de enero.

El líder del PSOE también reflejó con sus palabras el momento (los últimos días de la transición democrática), para definir el trámite que cumplía aquel Gobierno provisional como "una etapa más de la consolidación del proceso democrático español".

"Siempre el pueblo canario ha encontrado salida a las situaciones conflictivas", afirmó el presidente. La declaración resulta especialmente alentadora treinta años después, cuando las Islas viven los años más duros de la actual recesión económica. El reparto de los recursos entre las regiones también sigue siendo una cuestión de plena vigencia en el debate político actual.