Los presidentes de los cabildos de Fuerteventura y Lanzarote, Mario Cabrera y Pedro San Ginés (ambos de CC) aprovecharon ayer su intervención en el I Foro de Cabildos para reiterar su "férrea" oposición a las prospecciones petrolíferas autorizadas por el Gobierno central a Repsol en aguas próximas a estas islas. Anunciaron que recurrirán a todos los instrumentos que les concede la democracia en su lucha contra los sondeos.

"Vamos a seguir peleando desde todos los ámbitos y, si finalmente no fuera posible, ¿qué nos habría de privar de lo que es un derecho justo de usar los instrumentos democráticos para evitar un error?", aseveró San Ginés, que subrayó que no existe "ningún lugar en el planeta" donde esta industria haya mejorado las condiciones de vida de los ciudadanos. En su opinión, "eso es una falacia y hay miles de ejemplos de que esto no es así". Citó, entre otros, que el Gobierno de Noruega ha renunciado a prospectar en los fiordos "por problemas medioambientales".

"Como los jeques"

El dirigente lanzaroteño insistió en que "es demasiado el riesgo frente a unos exiguos beneficios para Canarias". Al mismo tiempo, rechazó el argumento del Estado y la petrolera sobre la "riqueza" que generará en las Islas. "Se acabará el desempleo y todos vamos a vivir como los jeques árabes", cuestionó San Ginés, que planteó que Marruecos llevará a cabo prospecciones en "aguas profundas". Afirmó tajante que "no ha lugar a ningún tipo de negociación" y destacó que el Puerto de La Luz seguirá funcionando como base logística para la reparación de plataformas.

Mario Cabrera se hizo eco también de la protesta social en ambas ínsulas e insistió en que las prospecciones son "incompatibles" con el modelo de desarrollo que promueven ambos territorios. Tras evocar el apoyo empresarial y de turoperadores a su negativa, remarcó que "un hotel de cien camas de tres estrellas crea más puestos de trabajo que una plataforma petrolífera con una media de 35 empleos especializados". Además, advirtió de que Lanzarote y Fuerteventura consumen el agua desalada del mar y "cualquier derrame" de crudo puede resultar peligrosos. "Los riesgos son enormes y los beneficios están en una multinacional que está vendiendo acciones de nuestro mar sin nosotros poder actuar", sentenció.