La constitución del primer Parlamento de Canarias hace hoy 30 años, elegido en las primeras elecciones autonómicas de la historia del Archipiélago, marcó el inicio de una nueva etapa. En estas tres décadas se ha alcanzado el mayor desarrollo social y económico de las Islas pero este periodo también ha estado marcado por los claroscuros de un debate político y social recurrente en torno al insularismo y al enfrentamiento interinsular.

El discurso del primer presidente de la Cámara, Pedro Guerra Cabrera, ya vaticinó lo que se avecinaba y advirtió tras ser elegido: "A mi modesta inteligencia escapa que, después de haber padecido nuestra tierra y nuestra gente las consecuencias de los pleitos provinciales, del coste de la lejanía, del desarraigo de la inmigración, de las discriminaciones periféricas y hasta de la soledad y el olvido, haya todavía algunos canarios que se cierren al futuro con radicalismos insularistas y suspicacias estériles, precisamente ahora, cuando el futuro es nuestro y está en nuestras manos".

Ante esta amenaza, Guerra Cabrera hizo un llamamiento a sus señorías, representantes de la soberanía popular de los canarios elegidas por primera vez en unos comicios autonómicos: "Hagamos lo imposible por avivar la conciencia y el sentimiento regional".

Se llegaba a la conformación de la primera Cámara autonómica después de cuatro meses de Gobierno y Parlamento provisionales, designados en función de los resultados de las elecciones generales de octubre de 1982. Fueron cuatro meses de preparación para sentar las bases de las nuevas instituciones autonómicas presididas por los que continuaron durante la primera legislatura de la autonomía: Jerónimo Saavedra al frente del Gobierno y Pedro Guerra como presidente de la Cámara.

Guerra explicó el trabajo realizado por el Parlamento en los 114 días de provisionalidad del mismo, etapa iniciada el 21 de diciembre de 1982 y que culminó hace hoy 30 años. Durante este corto periodo se articuló la dotación de una plantilla mínima para cubrir las necesidades básicas de los servicios jurídicos y administrativos del nuevo organismo. También se elaboró el presupuesto de 1983 para garantizar las funciones de la Mesa del Parlamento, órgano de gobierno de la Cámara.

Ya desde estos primeros meses comenzaron a realizarse los estudios técnicos necesarios para mejorar y ampliar el espacio físico y la ubicación de la Cámara. Durante la primera legislatura la Mesa del Parlamento presidida por Guerra Cabrera inició las gestiones para consolidar la sede de la calle Teobaldo Power y ampliar su espacio hacia los inmuebles anexos, que culminó en la siguiente legislatura.

El Parlamento también se dotó de su primer reglamento como norma reguladora de la organización de la Cámara, régimen de sesiones, procedimiento legislativo y control político. Por último, se aprobó la Ley del Gobierno y de la Administración Pública para desarrollar los aspectos orgánicos, competenciales y funcionales del poder ejecutivo y administrativo.

El 30 de mayo de 1983 se constituyó un Parlamento con dos características predominantes: una abrumadora mayoría del PSC-PSOE con 27 diputados, el mayor número de escaños conseguidos por un partido político en los 30 años de autonomía. Por otro lado, la fragmentación de partidos insularistas y de izquierda propició la presencia de diputados de Asamblea Majorera, Unión del Pueblo Canario-Asamblea Canaria, Agrupación Gomera Independiente, Partido Comunista de Canarias, Agrupación Herreña Independiente y Convergencia Nacionalista Canaria. Además también obtuvieron escaños la coalición AP-PDP-UL y el Centro Democrático y Social (CDS).

La sesión constituyente del Parlamento autonómico comenzó el lunes 30 de mayo de 1983 con más de una hora de retraso debido a los problemas de transporte entre las islas. En esta ocasión fue la avería del jet-foil que unía Gran Canaria con Tenerife lo que provocó que los diputados por la isla no pudieran llegar a tiempo. Tuvieron que esperar a la embarcación que llegaba desde Tenerife para desplazarse a la sede de la Cámara.

En un primer momento la previsión era que a la sesión constitutiva de por la mañana le seguiría la elección del presidente del Gobierno con el discurso de investidura ya que el candidato era el presidente provisional, Jerónimo Saavedra. Sin embargo, Guerra aplazó la sesión hasta el 6 de junio como consecuencia de los problemas para la constitución de los grupos parlamentarios.

La composición del nuevo Parlamento pasó sin pena ni gloria en la sociedad de la época. El propio expresidente del Gobierno de la primera legislatura, Jerónimo Saavedra, admite que la población isleña "tardó mucho" en valorar en su justa medida el poder contar con instituciones autonómicas, entre ellas un Parlamento propio. "Estoy de acuerdo con Victoriano Ríos en que la idea de localizar la sede del Parlamento en la calle Teobaldo Power fue por la necesidad de que estuviera en el centro de Santa Cruz de Tenerife, a ver si así la gente lo iba reconociendo e identificando lo que significaba el primer parlamento de Canarias. Hubo que realizar muchos esfuerzos para dar a conocer la Cámara y la propia iniciativa de celebrar el Día de Canarias coincidiendo con la constitución del Parlamento respondía a esa necesidad", señala Saavedra.

Sociedad y economía

El Parlamento autonómico comenzó a andar con plena oficialidad cuando se discutía sobre las competencias transferidas por el Gobierno central a la Comunidad Autónoma en la etapa preautonómica y que, para el Ejecutivo de Saavedra, no vinieron acompañadas de los recursos suficientes. De hecho, era inminente la transferencia en Educación, que se convirtió en el santo y seña del primer Gobierno autónomo bajo la dirección del primer consejero de Educación, Luis Balbuena.

A finales de mayo de 1983 los periódicos de la época ya recogían el debate sobre los pros y los contras de la fusión de las dos cajas canarias o el proyecto para el Auditorio de Las Palmas de Gran Canaria que, en un primer momento, estaba previsto que se ubicara en La Puntilla. Hace 30 años estaba en pleno apogeo el VHS y ya los medios de comunicación reflejaban cómo el negocio del vídeo pirata dejaba pingües beneficios a los que se dedicaban a esta picaresca.

La capital grancanaria comenzaba a despegar con su expansión, no en vano la promotora de la urbanización Casablanca III ya lanzaba una promoción agresiva como el nuevo pulmón verde de la ciudad. En los cines reponían la legendaria La Naranja Mecánica de Kubrick o el musical Hair. En televisión triunfaban las series basadas en las novelas de Vicente Blasco Ibáñez La Barraca y Cañas y Barro y los niños se deleitaban con Barrio Sésamo y El libro gordo de Petete.

Los canarios estaban preocupados por el incremento de los precios y en los primeros años de la década de los 80 aún se mantenía la incertidumbre sobre el rumbo que tomaba el país tras la reciente victoria del PSOE en las elecciones generales de octubre de 1982.