José Ortega Quesada no se puso ayer el cachorro para celebrar el Día de Canarias, aunque lo hizo por todo lo grande al mostrar a cientos de personas que se acercaron a la plaza de Canarias la afición que hay en esta isla al mundo del motor. Sus cuatro piezas de museo: un Dogde sedán (1934), un Ford Taunus 20 M (1966), un Mercedes Benz 280 SL Pagoda (1954) y un Chevrolet 6500 (1957), impecables y relucientes como si hubieran salido de fábrica, se exhibieron junto a otros 139 vehículos antiguos, clásicos, deportivos, todo terreno y de competición que se atesoran en Gran Canaria gracias al mimo de los coleccionistas privados.

La exposición de vehículos, organizada por el Ayuntamiento en colaboración con la Escudería Drago -participaron los clubes Automóviles Antiguos de Las Palmas y Telde, Classic Car de Ingenio y la Squadra Lancista- y una de las más amplias que se ha celebrado en la capital, tuvo también un hueco para la solidaridad al recaudar fondos para la Asociación Pequeño Valiente, que lucha a favor de los niños enfermos de cáncer. Por tres euros, pilotos de la talla de los hermanos José María y Toñi Ponce, Diego Suárez, Orlando Alonso, Ángel Marrero, Zene Cazorla, Modesto Martín y Juan Santana firmaron fotografías propias -cedidas por el periodista gráfico Orlando Yanes- en las que se podía observar los espectaculares derrapajes que estos ases del deporte hacen en los rallys.

La muestra hizo las delicias de todos los curiosos, muchos de ellos vestidos con el traje típico, que acudieron por la mañana al parque de Santa Catalina y alrededores a disfrutar de la fiesta. Por qué ¿quién no tiene una historia con un vehículo de cuatro ruedas?

La de José Ortega, miembro de la Escudería Drago -una institución formada en 1971 entre aficionados a las carreras- y su Dogde sedán comenzó hace unos cuantos años cuando descubrió al vehículo en una finca del barranco de Cazadores en Lomo Magullo. "Estaba al lado de un pozo con una cabra amarrada dentro".

La pieza le costó 120, 20 euros a José, que en su juventud fue piloto de competición. Una ganga, en comparación con lo que pagó por la restauración del vehículo, que se desarmó por completo para brillar tras cinco años. "Gracias a un camionero, que era un gran mecánico, se hicieron las piezas que faltaban. Se puede decir que casi es un coche artesano", cuenta.

El Dogde, al igual que todos los coches que se exhibieron en la plaza de Canarias, circulan sin problemas por las carreteras insulares ya que han pasado la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) y tienen sus seguros al día. El único que llegó en un tráiler fue un Darraq biplaza Genevieve de 1904, de origen francés y el más antiguo de la muestra. Y no porque no se pusiera en marcha sino para evitar cualquier problema al circular por autovía.

En el recorrido por los cien años de historia del automóvil, en donde se pudo observar el desarrollo de la tecnología y de la misma sociedad, no podía faltar la mítica Seat. La marca española que marcó toda una época de la historia de este país y que estuvo representada por cuatro modelo pertenecientes a 1970, 1972, 1977 y 1982.

El presidente de la Escudería Drago, Hilario Gómez, por su parte, destacó la importancia de este tipo de muestras para crear afición entre los más pequeños. "De eso se trata cuando sacamos los coches fuera de los garajes. No de exhibirnos como propietarios sino de crear afición al motor para que en un futuro quieran ser pilotos, mecánicos o coleccionistas". Para los que quieran iniciarse en este arte, Ortega dio un consejo: "Para que sea catalogado como antiguo, un coche tiene que tener la caja, el motor y el diferencial propios".