El Cabildo es el Gobierno de la isla. La obligación de su presidente es hacer ese papel, impulsar la economía, y la actividad de la isla y con ellas el empleo, hacer política social muy intensa, dar protagonismo a los ayuntamientos y un largo etcétera que desmenuzaré en pocos días al hacer balance de dos años de Gobierno, con un grupo de Gobierno de 16 consejeros que nos dejamos la piel por Gran Canaria.

Entre mis obligaciones como presidente del Cabildo está el poner de relieve y denunciar en su caso las políticas que considero discriminatorias con esta Isla. Y con ello, además, defiendo la auténtica autonomía de Canarias, la basada en el equilibrio, la paridad, la alternancia, la doble capitalidad y, en definitiva, un inteligente y laborioso esquema de contrapesos.

La otra autonomía, la que defienden los auténticos insularistas, los que proponen volver a la unidad bajo la prepotencia y preponderancia de una isla principal, y las demás supeditadas a ella, no es la auténtica autonomía, ni Gran Canaria lo va a aceptar.

Por ello, don Paulino, y acólitos varios:

-No voy a pedir perdón por oponerme a su Ley de Turismo que limita o impide a Gran Canaria crecer en las mismas condiciones de libertad que Tenerife, que consiguió una ventaja en camas hoteleras y número de visitantes que ahora se pretende perpetuar. Ese es el propósito de esta Ley, y no otro: dejarnos a Gran Canaria lo más parada posible en Turismo, lo que significa dejarnos por detrás en los próximos 25 años en este aspecto crucial de nuestra economía y por tanto de nuestro empleo. Lo de la renovación, calidad y no consumo de más suelo son meros pretextos para detenernos, que no se utilizaron cuando Tenerife creció lo que quiso.

-No voy a pedir perdón por denunciar que en promoción turística y en ferias de Turismo, el Gobierno de Canarias desplaza y minusvalora a Gran Canaria, tergiversa fotografías y paisajes y naturalmente fomenta las conexiones aéreas, sobre todo en los mercados emergentes (Francia, Polonia o Rusia) fundamentalmente con otras islas que no sean Gran Canaria.

-No voy a pedir perdón cuando pongo de relieve que toda la promoción y representación exterior de Canarias tiene un marcado sesgo de ignorancia de Gran Canaria como lo pone de relieve que la representación ante Bruselas en la Oficina de Canarias con ocho o nueve personas no hay ni un solo grancanario, que la presidencia y la vicepresidencia de la ZEC por primera vez pertenezcan a personas de una misma isla y que haya también mayoría de esa misma isla en Proexca, Casa África y así un largo etcétera.

-No voy a pedir perdón por decir alto y claro que no se está cumpliendo la Ley de Sedes y que casi todo el Gobierno y sus reuniones sectoriales se han desplazado de hecho a una sola isla, incluyendo las consejerías de Hacienda y de Turismo que por ley deberían estar en Las Palmas de Gran Canaria.

- No voy a pedir perdón cuando señalo que los errores monumentales en los censos (aún en el supuesto de que fueran inocentes?) han supuesto millones de euros que se han llevado de más los que los inflaron, en perjuicio de las restantes islas (el cálculo que hacemos en el Cabildo de Gran Canaria es que esta Isla ha perdido no menos de 15 millones de euros en los últimos cuatro años sólo en los recursos del REF, esto es en el bloque de financiación autonómica) sin que hayamos oído ni una sola palabra del Gobierno, no ya sobre exigencia de responsabilidades, sino simplemente la intención de solventar y compensar este gravísimo tema.

- No voy a pedir perdón por denunciar que el Gobierno de Canarias aprovechando el recorte estatal se descuelgue de sus obligaciones sobre financiación del Pabellón Multiusos que se construye para celebrar la Copa del Mundo de Baloncesto en Gran Canaria en 2014. Tengo para mí que si se celebrase en Tenerife habría más dinero del Gobierno de Canarias, pese a los recortes estatales, como lo demuestra que lo hay para el anillo insular de esa isla, pero no para la carretera de La Aldea, ni para concluir la muy necesaria IV Fase de Circunvalación a Las Palmas de Gran Canaria, que el Cabildo de Gran Canaria ha tenido que prefinanciar para que se pueda concluir.

-No voy a pedir perdón por resaltar que en obras hidráulicas en este ejercicio presupuestario hay financiadas por el Estado más de 60 millones en proyectos en Tenerife, y unos 15 millones en Gran Canaria, y todo ello porque es el Gobierno de Canarias, a través de la Dirección General de Aguas quien plantea al Ministerio las prioridades del Archipiélago, y ya sabemos para dónde barre también esa dirección general.

Podría seguir, hay un largo etcétera. No me resisto a dejar de mencionar que en políticas culturales el famoso Septenio casi no ha pasado por Gran Canaria, aunque sí los recortes a nuestro Museo Canario o al Festival de Ópera en esta Isla que es, sin duda, la que tiene más afición por este género, o en materia deportiva con recortes brutales en el Rally El Corte Inglés, al Club Baloncesto Gran Canaria y a la Unión Deportiva Las Palmas. Por supuesto, el Gobierno de Canarias se apresuró a apoyar el planteamiento desde Tenerife de que los posibles fondos de la Red Transeuropea de Transportes que estaban asignados inicialmente al Puerto de La Luz y de Las Palmas, que era la única infraestructura que cumplía los requisitos europeos, se tuviesen que repartir con otras infraestructuras, esta vez sí "por razones de equilibrio regional". "Lo mío es mío, y lo tuyo a compartir".

Por decir estas cosas, no voy a pedir perdón.

Tampoco lo voy a pedir por ser del Partido Popular.

Tampoco por ser grancanario y presidente de su Cabildo, elegido por 150.000 grancanarios para defender su Isla.

¡Ah! Por último, don Paulino y acólitos, tampoco voy a pedir perdón por seguir en el futuro defendiendo a mi isla en lo que considere justo y oponiéndome a su política que sí pone, esa sí, en riesgo la autonomía, y sí que es insularista y pleitista.