La decisión de Paulino Rivero de impulsar la convocatoria de un referéndum sobre las prospecciones petrolíferas no ha dejado indiferente a nadie en el seno de Coalición Canaria. El órdago del presidente supone recuperar posiciones para fortalecer sus aspiraciones de cara a renovar la candidatura para la Presidencia del Gobierno en mayo de 2015. A sus rivales internos en la formación nacionalista los ha cogido con el paso cambiado porque Rivero está desplegando todos los resortes que le ofrece su privilegiado cargo público para conseguir los apoyos que le hacen falta para ser el candidato de CC por tercera vez.

Las implicaciones del envite presidencial tienen varias lecturas, pero la de consumo interno está meridiamente clara: Rivero retoma el pulso político en Coalición frente a su principal rival, Ana Oramas, cuya intención inicial era la de comenzar su campaña interna a partir de mayo o junio. El también presidente de CC quiere amarrar definitivamente los votos de Lanzarote y Fuerteventura y rascar apoyos en otras islas de cara al inicio del debate en la formación nacionalista para elegir al candidato a la Presidencia, que se iniciará en junio.

El líder nacionalista necesita 50 de los 80 votos del Consejo Político para salir elegido. En esta estrategia de retomar la iniciativa política también figura una remodelación del Gobierno que en varios sectores de CC se ve inminente ya que el límite es el próximo Debate sobre el estado de la Nacionalidad, que se celebrará en la última semana de marzo en el Parlamento.

Después de meses de presiones y debates cruzados en el seno de la formación nacionalista, parece que Rivero ya ha tomado la decisión de cambiar a las consejeras de Políticas Sociales y Vivienda, Inés Rojas, y de Sanidad, Brígida Mendoza, para encarar el último año de legislatura con un renovado impulso que le dé nuevos aires al Ejecutivo y, sobre todo, calmar a la formación en Lanzarote y que no se le escape el respaldo de Gran Canaria, que tan decisivo fue en el congreso de CC de 2012.

Punto débil

Las presiones sobre Rivero para que cambie a las dos consejeras no sólo vienen de los sectores afectados por sus políticas y por la oposición. En el seno de Coalición son cada vez más las voces críticas que apuestan por reorientar la política social y sanitaria del Ejecutivo porque es un punto débil que puede hacer daño a las expectativas electorales de la formación nacionalista. Además, en Lanzarote el sector que respalda al presidente es claramente minoritario y el cambio de Inés Rojas por un representante del sector mayoritario consolidaría la posición de Rivero en la isla de los volcanes. En el caso de Mendoza, la papeleta es más complicada ante la debilidad de la formación en la isla ya que tanto Fernando Bañolas como María del Mar Julios están prácticamente descartados para repetir en el Gobierno.

Tanto la iniciativa de la consulta como los cambios en el Ejecutivo forman parte de una jugada táctica en toda regla diseñada por Rivero y su entorno para consolidar su posición, que culminará con el discurso que dará en el Parlamento el 25 de marzo en la primera jornada del Debate sobre el estado de la Nacionalidad, en el que pretende marcar las líneas del último año de la actual legislatura.

El sector crítico a Rivero en Coalición es consciente de que no puede oponerse a la convocatoria de una consulta popular esté más o menos de acuerdo con las prospecciones petrolíferas. Pero sí crece el malestar por las formas del presidente, que adopta iniciativas y medidas unilaterales que rompen el nexo entre el Ejecutivo y el partido, uno de los principales puntos sobre los que se debatió y polemizó en el último congreso de la formación nacionalista y detonante de la quiebra que se produjo entre el sector oficial y el crítico en la cita de la formación en 2012.

Sin embargo, destacados dirigentes de la formación nacionalista en las islas orientales advierten que Rivero no tiene aún la totalidad de los apoyos en los territorios más cercanos a la prospecciones petrolíferas. Frente al duelo Rivero-Oramas, los hay que pretenden sacar una tercera vía que aún no se ha consolidado: primero fue Fernando Clavijo, ahora Marcial Morales y en los próximos meses podrán salir otros nombres, aunque la mayoría de ellos sin recorrido dentro de la formación para poder medirse al actual presidente o a la portavoz nacionalista en el Congreso.

"Es un quiebro habilidoso de Paulino para recobrar protagonismo interno", reconocen fuentes de la formación de las islas orientales, que aún se mantienen equidistantes entre Rivero y Oramas. Sin embargo, las fuentes consultadas admiten que el presidente toma ventaja en la carrera electoral al coger por sorpresa a sus rivales. De hecho, la publicación de nombres como el del alcalde de Puerto del Rosario forma parte de la estrategia clásica del divide y vencerás, es decir, se lanzan nombres para dividir a los posibles rivales y hacer ver que la candidatura de Oramas no cuenta con respaldos suficientes.

Futuros aliados

En la estrategia calculada por el entorno presidencial también pesan mucho los futuros aliados para, una vez asegurada la candidatura, garantizarse también cuatro años más como presidente.

Con la convocatoria del referéndum Paulino Rivero da una vuelta de tuerca más al desgaste que está sufriendo el PP en el Gobierno central y, a la vez, desacredita la posición de los populares de las Islas, que siguen a pie juntillas las consignas de su presidente regional y ministro, José Manuel Soria.

En paralelo, el jefe del Ejecutivo consolida su lazos con la actual dirección del PSC, con José Miguel Pérez y Francisco Hernández Spínola a la cabeza, y garantiza a los socialistas la continuidad del pacto regional en la próxima legislatura. Este escenario desarbola el objetivo de un sector destacado de los críticos, que es el de volver al pacto de los nacionalistas con el PP.

Las relaciones de Rivero con el Partido Popular son prácticamente nulas, lo que cierra las puertas a un futuro entendimiento del actual presidente con los populares. El PP juega la baza del sector crítico de Coalición para alcanzar de nuevo el Gobierno en 2015 y sabe perfectamente que Rivero es un hueso duro de roer en el debate político.

En este cruce de maniobras tácticas Rivero ha comenzado con fuerza a jugar sus bazas pensando ya en las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2015. Ahora tendrán que responder sus rivales, aunque el presidente ha cogido ventaja en el tablero político de las Islas.