El debate sobre el estado de la nación que empieza mañana en el Congreso va a ser la primera ocasión en la que el presidente del Gobierno central, Mariano Rajoy, va a pronunciarse sobre el aparente nuevo marco relaciones entre Canarias y el Estado abierto tras su encuentro con el presidente de Canarias, Paulino Rivero, el pasado 8 de enero en La Moncloa. El debate es también la oportunidad para que el jefe del Gobierno central fije la agenda básica de los asuntos canarios en dos años que restan de legislatura. Servirá además para marcar la temperatura de última hora en las relaciones entre ambos Gobiernos tras los encontronazos producidos a costa de la ley de renovación turística -que el Estado va a recurrir ante el Tribunal Constitucional- y sobre la propuesta de referéndum sobre las prospecciones petrolíferas en Canarias.

Son los dos últimos episodios que han enfrentado a ambas partes sin que por ello, al menos teóricamente, se haya roto el espíritu de colaboración y lealtad institucional al que se comprometieron Rajoy y Rivero en la mencionada reunión. Aunque el presidente no aborde de forma directa ningún asunto canario en su intervención inicial del martes, sí es probable que lo haga al día siguiente durante su respuesta a la del representante de CC-NC, Pedro Quevedo, portavoz en esta ocasión del grupo nacionalista. Rajoy podrá entonces dar la medida de los acuerdos alcanzados con Rivero y de las expectativas que caben plantearse sobre la reunión que ya tienen pactada para antes del verano con objeto de discutir los próximos presupuestos estatales y la mejora de la financiación de Canarias.

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