Las protestas convocadas en las Islas contra las prospecciones de Repsol en aguas del Atlántico cercanas a las costas de Lanzarote y Fuerteventura inundaron las calles de ciudadanos. Según cálculos de la Delegación del Gobierno, fueron en torno a 47.000, mientras que los convocantes situaron la cifra muy por encima de los cien mil, solo entre las dos capitales canarias. En todas ellas, la presencia política se mantuvo en segundo plano.

El Gobierno canario no estaba ayer tras las pancartas de cabecera, pero se anotó un motivo para sacar pecho en su enfrentamiento con Madrid por la reactivación de los permisos otorgados a Repsol. La decisión del ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, abrió un desencuentro que cumple ya más de dos años.

Las masivas protestas de ayer tuvieron como detonante la declaración de impacto ambiental (DIA) positiva que el Ministerio de Medio Ambiente anunció en la víspera del Día de Canarias.

No faltaron las referencias a la elección de dicha jornada para dar luz verde a las prospecciones. "Es un desprecio sin precedentes", contenía el manifiesto leído al término de todas las manifestaciones. En él, los ecologistas tildaron de "pseudocientífico" el trabajo elaborado por Repsol para explicar las garantías medioambientales con que cuenta su proyecto.

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