Canarias brilla como una estrella más en la industria cinematográfica. Los incentivos fiscales están siendo un potente foco de atracción para las producciones internacionales y nacionales, por la diferencia de veinte puntos en la deducción por inversiones en el Impuesto sobre Sociedades con respecto al resto de España, gracias al Régimen Económico y Fiscal (REF) de las Islas, que también permite la materialización de la Reserva para Inversiones (RIC) en proyectos audiovisuales y que las empresas cinematográficas puedan radicar en el área de baja tributación de la Zona Especial Canaria (ZEC).

A estas ayudas fiscales se suma que recientemente la Comisión Europea ha convalidado los últimos cambios introducidos por el Gobierno central en la Ley del Cine, que elimina la limitación temporal de la Deducción por Inversiones (DIC), lo que ha sido ampliamente aplaudido por el sector y ha empezado a mover grandes producciones que estaban paralizadas a finales del año pasado a la espera de que se diera mayor seguridad jurídica y este incentivo no tuviera que renovarse cada ejercicio. Las películas tardan en madurar varios años desde que se escribe el guión, hasta que se busca financiación, se rueda, distribuye y exhibe.

La deducción por inversiones es el incentivo con mayor éxito para producciones de cine frente a la RIC y la ZEC, aunque en este último caso cada vez más empresas audiovisuales empiezan a acogerse a las ventajas por radicar en esta zona de baja tributación,

Con los cambios operados en la Ley, motivados por los productores de cine, la deducción por inversiones, que iba a ser derogada en 2011, se mantendrá indefinidamente. Asimismo, los gastos de copias y promoción en los que incurra la productora- que hasta ahora no desgravaban- podrán hacerlo hasta un máximo del 40% del coste de la producción. Estas modificaciones entraron en vigor el 1 de enero de este año, pero estaban sujetas al visto bueno de Bruselas, a efectos de que fueran compatibles con la normativa comunitaria de ayudas de Estado y no produjeran la deslocalización de empresas de otros países hacia España por las ventajas fiscales.

Agrupación de Interés

Si bien con la crisis llegó la sequía de subvenciones estatales a las películas, la Ley del Cine que entró en vigor en enero de 2008 vino a compensar esta situación al permitir y fomentar la constitución de Agrupaciones de Interés Económico (AIE), mediante las cuales se da entrada a capital inversor ajeno al sector del cine para que financien parte esas películas. A cambio, reciben como rentabilidad créditos tributarios que podrán descontar de su factura fiscal individual en el Impuesto sobre Sociedades o en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas.

Los expertos afirman que la rentabilidad de esta inversión está asegurada y que los socios recuperan la totalidad de su financiación a través de las deducciones fiscales, independientemente del éxito o no del filme. Este incentivo fiscal a través de las AIE está triunfando en el mundo de las grandes producciones de cine en Canarias.

Deducción por inversiones

En el conjunto del Estado la deducción por inversiones en películas cinematográficas, series audiovisuales de ficción, animación o documentales asciende a un 18% en el Impuesto sobre Sociedades mientras que en Canarias el incentivo alcanza el 38% porque, según la ley del REF de 1994, siempre debe haber un diferencial de las Islas con respecto a la Península de al menos 20 puntos, para compensar la lejanía e insularidad del Archipiélago. Este hecho, unido a que Canarias se erige en un continente en miniatura por la diversidad de paisajes de todo tipo, y con un clima apto para grabar durante todo el año, ha propiciado un auge de las producciones que no está dejando a nadie indiferente y, la mayoría, sino todas las productoras, están usando las Agrupaciones de Interés Económico para captar que un porcentaje del coste total del proyecto sea financiado con inversores de otros sectores.

De este modo, el productor de la película suele buscar la mayor parte de la financiación del presupuesto a través de créditos o preventas con canales de televisión, y ese 38% del incentivo, o menor cantidad, lo ofrece a inversores canarios para que financien el resto de la película.

Los beneficios son mutuos: el productor no va a tener que devolver ese dinero porque los inversores lo perciben vía deducción en sus impuestos y los socios de la AIE ganan porque se garantiza una rentabilidad incluso superior de lo que han financiado y es lo que dejarán de pagar a Hacienda de los beneficios que obtengan en sus respectivos negocios en el impuesto sobre Sociedades o por el IRPF. Las declaraciones de los socios de las AIE se hacen de forma individual, al ser entidades transparentes.

Ejemplos de rentabilidad

¿Por qué es rentable? Por ejemplo, una película cuesta 100 millones de euros. El 20% del presupuesto se busca a través de la AIE, con cuatro inversores que pongan cinco millones cada uno. Los 80 millones restantes se financian por otra vía, a través de canales de televisión y con créditos bancarios. Pueden ser dos televisiones que paguen, por ejemplo, por exhibir la película, una a los seis meses de haberla rodado y a otra al año. La preventa del filme se puede hacer en otros países también. Con estos recursos y con la parte de los beneficios, si los tiene, se costean los créditos que puedan haber pedido para la mayor parte del presupuesto de la película.

Pero el productor se reserva una cantidad para crear la AIE que es la dueña de facto de toda la película. Suele conformarla el propio productor inicial junto a una serie de inversores canarios y esa AIE se aplica la deducción del 38% de los 100 millones que cuesta en total de la producción. Por tanto, ya saben que van a tener una deducción de 38 millones, que se repartirán entre cada uno de los inversores de la AIE en función de la cantidad que hayan puesto en esta empresa, recursos que cada cual deduce en su declaración propia de la Renta o impuesto sobre Sociedades. Así, como financiaron cinco millones cada uno de los cuatro inversores, se dividirían los 38 millones de la deducción por el coste total de la película ente cuatro partes iguales, con lo que se repartirían 9,5 millones por inversor, recuperando casi el doble de lo invertido en créditos fiscales para su declaración impositiva.

Por tanto, el retorno está garantizado, y con beneficios al margen de si la película es o no un éxito, del que también pueden participar previo acuerdo con los productores que promueven el proyecto.