El interés por localizar posibles bolsas de petróleo y gas en la costa occidental de África no es nuevo. De hecho, desde la década de los 50 del siglo pasado se iniciaron las primeras investigaciones para detectar hidrocarburos cerca de Canarias, entre la costa marroquí y la de Guinea Ecuatorial. Entre 1950 y 1990 se realizaron más de 60 sondeos en toda la franja costera del continente vecino, una decena de ellos en la cuenca del sur de Marruecos y el Sáhara Occidental, mientras que algunos se hicieron al norte de Marruecos y la mayoría en las aguas de Mauritania y Senegal.

Aunque en algunas de estas prospecciones se encontraron indicios de crudo, en aquellos momentos no fueron suficientemente relevantes para las petroleras y decidieron dejar la zona y no continuar, ya que había otros lugares del planeta más apetecibles para extraer petróleo en mejores condiciones y grandes cantidades. Ahora, casi 25 años después, ha vuelto con fuerza el interés por la zona cercana a Canarias ante las necesidades de la demanda mundial de energía y las nuevas técnicas de búsqueda, que pueden dar con bolsas de más calidad que las encontradas en aquella época.

La cuenca atlántica del norte de África cubre casi un millón de kilómetros cuadrados, extendiéndose unos 2.000 kilómetros desde el sur de Marruecos (latitud en la que se encuentra las Islas Canarias), Sahara Occidental, Mauritania, Senegal y Guinea hasta Sierra Leona. Esta zona y en particular la región septentrional (Marruecos y Sahara Occidental) ha sido apenas explorada por su potencial petrolífero. Los geólogos y especialistas consideran que los sedimentos del subsuelo marino albergan cantidades significativas de hidrocarburos y que las técnicas avanzadas para explorar en aguas profundas permiten su explotación.

La localización de indicios de petróleo pesado en los sondeos de Cabo Juby y en la cuenca de Tarfaya, en el sur de Marruecos, posibilitó que entre finales de los años 60 y principios de los 90 compañías como Esso, Mobil y Walter realizaran varias prospecciones. Con posterioridad nuevas empresas petroleras volvieron a ver con interés la zona y el Gobierno de Marruecos ha dado permisos que cubren toda la costa del país y el interior de la zona del Sáhara.

Más al sur de Canarias y a lo largo de la costa occidental africana las nuevas teorías geológicas de la cuenca submarina y los hallazgos de petróleo en países más al sur como Angola, el Congo, Camerún, Guinea Ecuatorial, Nigeria o Costa de Marfil provocó que las compañías petroleras aumentaran su interés por la región para realizar nuevas campañas de exploración que han ido poblando las costas de Senegal, Mauritania, el antiguo Sáhara Occidental y Marruecos. En la difusa mediana que separa las aguas españolas de las marroquíes, a tiro de piedra de las costas canarias, las petroleras pugnan por encontrar bolsas que les permitan consolidar sus intentos de explotar el potencial crudo y gas que puede haber en el subsuelo marino y también en tierra.

Franco y el petróleo

Pero el interés por los potenciales yacimientos de petróleo en la zona atlántica de Canarias vienen desde antes de la independencia de Marruecos. El régimen de Franco ya impulsó en 1958 una iniciativa para realizar prospecciones en el Sáhara español, cuyo subsuelo es rico en recursos naturales y que con los años provocó el interés de Marruecos por apropiarse de esta zona ante la debilidad del Gobierno español.

Con el respaldo de compañías internacionales, los intentos del Estado español en el desierto africano fueron vanos para encontrar el tan ansiado oro negro. No obstante, si había algo no trascendió públicamente.

Según los últimos estudios geológicos, el posible potencial petrolífero de la región africana se basa en la continuidad de las cuencas sedimentarias que hay en Senegal, Guinea Bissau y Mauritania. De hecho, en este último país, cercano a Canarias, se encontró en el 2001 el primer yacimiento de crudo, al que posteriormente siguieron otros, lo que ha propiciado que las compañías se encuentren ya realizando las extracciones en la costa mauritana, lugar que también forma parte de una importante franja pesquera para la flota española, parte de ella con base en el Puerto de La Luz. La mayoría de las teorías consideran que la zona costera atlántica de África contiene importantes reservas localizadas bajo profundidades marinas de entre 1.000 y 3.000 metros.

La zona autorizada por el Gobierno español a Repsol forma parte de esta cuenca y con los sondeos sísmicos que la petrolera española realizó hace diez años se localizaron bolsas de crudo y gas. Las estimaciones realizadas son que las posibilidades de hallar crudo de calidad para ser explotado son de un 20%, porcentaje por el que la empresa arriesga tecnología y una cuantiosa inversión para explorar el subsuelo.

Las petroleras que tienen la concesión de Marruecos al otro lado de la mediana con las aguas españolas aún no han encontrado el preciado oro negro, a tenor de las informaciones que han trascendido hasta el momento. De hecho, el pasado mes de marzo la compañía británica Cairn Energy y la angloturca Genel Energy anunciaron el cierre y abandono de la prospección petrolífera JM-1 que venían realizando desde enero en el Atlántico, en aguas situadas entre Canarias y Marruecos, tras haber llegado a una profundidad de 3.711 metros.

Aunque pueda parecer un varapalo para las pretensiones de las empresas petroleras, los múltiples sondeos autorizados por Marruecos continúan y todo hace pensar que no pararán hasta encontrar bolsas que resulten de interés para su explotación. De esta forma, lo que empezó en los años 50 como los primeros intentos de encontrar petróleo cerca de Canarias continuarán de forma indefinida.

Entre los estudios geológicos que se han realizado para buscar indicios de hidrocarburos figura también las potencialidades del subsuelo marino cercano a las Islas, teoría en la que basa Repsol y el Gobierno central para impulsar las prospecciones. Según estos estudios de especialistas, cerca de Fuerteventura pueden estar situadas potenciales rocas almacén o incluso rocas madre de hidrocarburos. Por ello Repsol tiene los dos sondeos que pretende realizar por donde se han detectado estas rocas para perforarlas y averiguar si los indicios apuntados por los expertos confirman lo que sería una importante bolsa de hidrocarburos.