La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista. Director del Instituto Cervantes en París

Juan Manuel Bonet: "Proyectamos en París una exposición sobre la biblioteca de Negrín"

"La conciencia del propio pasado es algo que ha singularizado de una forma muy positiva a las Islas" manifiesta el Director del Instituto Cervantes en París

Juan Manuel Bonet, ayer, en el CAAM. JOSÉ CARLOS GUERRA

Ahora que visita la capital grancanaria como director del Instituto Cervantes en París, ¿podría adelantar algún detalle sobre su futura exposición en torno a la biblioteca de Juan Negrín, prevista para 2015?

Por supuesto, hemos planteado la idea de llevar a cabo un proyecto el año que viene, junto con la Fundación Juan Negrín, en torno a esa gran biblioteca de Negrín en la sede del Cervantes en París. Es una exposición que nos interesa mucho porque queremos recuperar la memoria de los españoles de París en general y, en este caso, estamos hablando de una gran figura histórica en muchos aspectos. Aunque apenas he podido acercarme a ella, la percibo llena de piezas muy significativas en el campo de la literatura, del arte y, por supuesto, de la política. Sin duda, será una operación importante para la memoria de ese París español, y una institución como la que yo dirijo tiene que estar muy pendiente de ella.

A tenor de su experiencia al frente del IVAM y del Museo Reina Sofía, ¿cuál cree que debe ser el modelo o camino a seguir de los museos españoles en el contexto de la crisis económica?

Como todo, los museos viven una crisis pero, desde mi experiencia, sólo puedo hablar de los caminos que yo he tomado. Durante ambas etapas, intenté hacer unos museos abiertos y plurales, en los que se diese un buen equilibrio entre el aspecto histórico y el aspecto contemporáneo. También quise hacer unos museos cuyo objetivo fuese no sólo la exposición de obras de artes plásticas sino que éstas, a su vez, estuviesen siempre en diálogo con la música, la literatura, la arquitectura, el diseño, el cine y la moda. Eso fue lo que hice en ambos centros y, aunque ambas etapas quedan ya bastante lejos de mi trayectoria, guardo buenos recuerdos de las dos.

¿Cómo ha incidido el retraimiento económico en el decurso del Museo Reina Sofía en los últimos años?

Creo que el Museo Reina Sofía puede haber tenido algún descenso de visitantes o de patrocinio, como sucede en tantos otros sectores pero, ahora mismo, es una institución que está por encima de los avatares económicos. Sobre todo, por ese consenso básico que existe al respecto entre los partidos políticos, aunque eso ha sido así desde mi época e, incluso, desde antes. El Reina Sofía tiene la importancia de ser el museo emblemático de la Transición, el que recupera el tiempo perdido y logra poner al día las colecciones españolas, donde faltaban muchísimas cosas. Eso se ha logrado entre todos y, en sus distintos aniversarios, se nos ha convocado a los diversos protagonistas de esa historia porque, por encima de nuestras diferencias, estamos unidos en la idea de ese museo nacional representativo, que es y ha sido buque insignia del arte contemporáneo desde sus inicios.

En distintas ocasiones, ha citado el IVAM y el CAAM como modelos museísticos a seguir en España, ¿por qué?

Bueno, es que el Reina Sofía tiene un programa más, por así decirlo, obligatorio. No obstante, es posible que eso haya cambiado un poco y que la actual dirección del museo lo haya acercado a ese otro modelo más experimental. Desde luego, cuando yo llegué allí, el programa del museo era bastante más institucional. En este sentido, quizás los museos que se crearon en 1989, que fueron el IVAM, en Valencia, que dirigí cinco años más tarde; y el CAAM, en Las Palmas de Gran Canaria, al que estuve vinculado al principio como parte de su consejo artístico; han sido museos que tenían esa ligereza que les daba el estar muy pensados para ese momento concreto. Estamos hablando de unos museos con unas plantillas creadas específicamente para ellos, lo cual marca una diferencia con respecto a centros como el Reina Sofía. Yo valoro mucho esa suerte de ligereza intelectual que trajeron en el 89 estos dos museos recién nacidos, que llegaron con bastante fuerza.

Además de su equipo gestor, ¿qué circunstancias favorecieron el despunte de un espacio como el CAAM, en la década de los 90 en Canarias?

Cuando nace el CAAM de la mano de un gran artista, como Martín Chirino, con un gran proyecto, Canarias cuenta con una potencia muy fuerte, que es su tradición cosmopolita. En ella se encontraban grandes artistas de su propia generación como Manolo Millares, con el que se marchó a Madrid y con el que también fundó el colectivo artístico El Paso. Luego, Chirino también tenía muy presente el ejemplo del surrealismo a través de su amistad con Eduardo Westerdahl, en Tenerife. Creo que esa conciencia de la tradición es algo bastante importante en Canarias. También se podría hablar en el campo de la poesía, por ejemplo, porque los poetas canarios de hoy, como sería el caso de Andrés Sánchez Robayna, tienen detrás una mirada sobre Alonso Quesada o Tomás Morales, y también sobre Agustín Espinosa o el grupo de Gaceta de Arte. Esa conciencia del propio pasado me parece que es algo que siempre ha singularizado muy positivamente a Canarias.

¿Cree que la recuperación del concepto de la "tricontinentalidad", en el que se inscribió el CAAM en sus inicios, es positivo para el centro?

Creo que sí, porque es bueno que los museos, en general, y por encima de los cambios de dirección o de orientación general de la política cultural, cuenten con una suerte de modelo propio. En este sentido, creo que el modelo propio que definió Chirino era muy apropiado en aquel momento y sigue teniendo aspectos muy válidos. Y también creo que, en los momentos en que se ha apartado demasiado de este aspecto, ha sufrido más problemas, que lo han aproximado al naufragio en distintos momentos. Por tanto, creo que el hecho de que esta idea se recuerde y se reivindique en este 25 aniversario es muy bueno para el CAAM.

¿Cree que la gestión de Martín Chirino al frente del CAAM ha obtenido el reconocimiento que merece?

Creo que sí, a pesar de que esta historia terminase de una manera algo abrupta. En mi opinión, hubo torpezas al final de su etapa y fue una pena, como escribí y manifesté de forma pública en su momento. Pero aquello fue un problema fruto de las complicaciones relaciones entre el arte y la política donde, por desgracia, se dan episodios de este tipo constantemente. Creo que, para Martín, la manera en que salió del museo fue muy dolorosa pero, ahora, considero que su labor ha sido ampliamente reconocida. En cualquier caso, pienso que, si el CAAM existe, se debe a la visión de futuro que tuvo él y a su capacidad para colocar Canarias en el mapa internacional, que fue algo excepcional.

Existe una corriente de opinión generalizada sobre el exceso de museos en España, ¿cree que hay demasiados contenedores y poco contenido?

Muchas veces nos quejamos en España de que hay demasiados museos y pocos contenidos pero yo, sin embargo, creo que en ese momento, y me refiero a los años de la Transición, era necesario crear ese tipo de sitios. El CAAM colocó a Canarias en el mapa; el IVAM lo hizo con Valencia; y el Guggenheim, con todo el espectáculo que rodea a este edificio, hizo lo propio con Bilbao. Entonces, creo que España se dotó entonces de lo que le faltaba, que era esa visibilidad internacional con centros de arte de ese tipo, porque antes no había nada. Luego, ha habido problemas, con centros que han estado a punto de cerrar porque ahora están a medio gas, pero su existencia ha sido y es positiva. Con todos esos museos, hemos recuperado todo el tiempo que se había perdido porque España estaba muy apartada y muy atrasada en este plano. Yo reivindico mucho esos años de la Transición y, ahora que está tan de moda atacarlos, lo hago más que nunca.

Compartir el artículo

stats