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A la caza del pirata

Nueve miembros del SAR se suman a la 'Operación Atalanta' contra la piratería en el Índico

Fernando Somovilla se despide de sus hijos Pablo y Marta. JUAN CARLOS CASTRO

El balanceo del avión CN235 (D4) Vigma del Ejército del Aire sobre la pista militar de la Base Aérea de Gando marcaba la despedida. Era un hasta luego de los nueve miembros del 802 Escuadrón de Búsqueda y Salvamento (SAR Canarias) que comenzaban un largo viaje de más de 20 horas desde Gando hasta Yibuti, en el cuerno de África, para participar durante nueve semanas en la Operación Atlanta para luchar contra la piratería en el Océano Índico. "Siempre hay un poco de nervios", confesaba poco antes de despegar el capitán del Escuadrón 802, Fernando Somovilla, antes de despedirse de sus dos hijos, Pablo de 2 años y Marta de 5, que acudieron junto a su madre Nira Henríquez a decirle adiós.

El general jefe del Mando Aéreo Canario, Javier Salto Martinez-Avial, fue el primero en desear buen viaje a los componentes del escuadrón ante la odisea que les esperaba por delante, con una primera parada en Mallorca, para continuar a la isla griega de Creta, Egipto y finalmente Yibuti, donde tienen previsto llegar mañana.

Para tranquilizar a los familiares, Salto recordaba sus tres viajes al país africano, donde, decía, "la calidad de vida no es mala", siempre teniendo en cuenta "que estamos en una misión de paz donde la seguridad está controlada, pero uno no puede bajar la guardia". Además, les comunicaba que iban a estar destinados en una base francesa y que el trabajo que realizarán "no difiere mucho de lo que hacen diariamente", por lo que vaticinaba que "el éxito está asegurado".

La misión de los nueve miembros del Ejército del Aire, a los que se les unirá otros diez componentes del SAR el próximo 26 de marzo, será "obtener la mayor información de los posibles piratas y las posibles amenazas en la zona" para así "estabilizar en la medida de lo posible la zona del índico", apuntaba Somovilla, quien agregaba que para ello "disponemos de estas nuevas máquinas [refiriéndose al avión CN235 (D4) Vigma] que cuenta con sensores y sistemas de última tecnología".

El capitán celebrará en el país africano su 40 cumpleaños el próximo 2 de abril. Será un aniversario diferente, como reconocía su mujer, Nira Henríquez, que en esta ocasión tendrá que felicitarlo junto a sus dos hijos a través del programa informático Skype que permite videollamadas. Los más pequeños "ni se enteran" de la ausencia de su padre, "es como si hubiese pasado un día" afirmaba Henríquez. Sin embargo, serán nueve semanas "que pasan volando", sobre todo después de que Somovilla ya estuviera cinco meses destinado en Afganistán. "Esto es muy diferente", comentaba tranquila su mujer.

Si la familia de Fernando Somovilla se perderá su cumpleaños, el componente del SAR Pablo Martínez, de 34 años, no podrá estar junto a su hermana Macarena en el nacimiento de su segundo sobrino. Será a través de Internet como verá la primera imagen del niño mientras lucha contra los piratas somalíes.

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