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La fuerza del sargento Jonhander

El superviviente acudió al homenaje y descubrió la placa que recuerda a sus compañeros del SAR

La fuerza del sargento Jonhander

Como un militar más. Jonhander Ojeda, el único superviviente del accidente de helicóptero ocurrido hace un año entre Gran Canaria y Fuerteventura, no dudó en acudir ayer a homenajear a sus cuatro compañeros fallecidos. No estuvo nunca sólo. Siempre acompañado por los 150 componentes del 802 Escuadrón, el sargento fue el encargado junto Fernando Rubí de descubrir la placa que recuerda a Daniel Pena, Carmen Ortega, Carlos Caramanzana y Sebastián Ruiz en uno de los momentos más emotivo del homenaje celebrado a la Base Aérea de Gando. "El olvido no existe mientras permanezcan en el recuerdo", rezaba una frase que ahora preside la entrada al hangar donde tantas horas pasaron juntos estos cinco militares.

La memoria de los cuatro miembros del SAR estuvo presente en todo momento durante la jornada de ayer. Incluso personas civiles ajenas a la institución quisieron aportar su grano de arena para animar a los componentes del Escuadrón en un día tan duro. Era el caso de María del Pino Artiles Vera, quien el pasado miércoles acudió hasta el puesto de control de la base aérea para dejar un centro de flores y una carta en la que reconoció su trabajo. "No llegué a conocerlos, pero sí que me hubiera gustado poder despedirlos, porque para mí son héroes y a los héroes se les despide con honor", decía en el documento, en el que añadía que "ojalá algún día me sienta tan orgullosa como se tienen que sentir ustedes por haber tenido en vuestro equipo a estas bellísimas personas".

El jefe del 802 Escuadrón, Fernando Rubí Maté, recordó los duros momentos que han vivido durante estos 365 días. "Sé que para muchos de vosotros sus pérdidas debió de pareceros en su día un mal sueño, una pesadilla, un despropósito que no tenía cabida en el mundo cotidiano que nos rodea", pero les animó a seguir adelante con el buen recuerdo que dejaron Dani, Sebas, Carmen y Carlos. "Creo hablar en nombre de todos al decir que la huella que nos dejaron ha sido muy especial", apuntó. "Yo particularmente", agregó, "siempre recordaré la serenidad y templanza de Dani, la sempiterna alegría de Carmen, la nobleza sincera de Sebas y la afabilidad de Carlos". Rubí Maté también tuvo palabras para Jonhander Ojeda. "Como consejo te diría que cogieses el legado de tus cuatro compañeros y no permitieses que sus pérdidas te desanimen jamás, todo lo contrario, que su memoria te inspire y te dé fuerza para que su recuerdo y su ejemplo sea para ti una referencia constante para el resto de tu vida profesional", le indicó.

Fernando Pena García, padre del capital Daniel Pena, se unió a los ánimos al joven sargento tras este duro año. Pena García remitió una carta, ante su ausencia en el homenaje, en la que reconoció su "admiración" hacia Jonhander "por la decisión de continuar en el servicio como un deber de honor con los compañeros, demostrando así su alto espíritu y su amor a la profesión". El resto de allegados a los fallecidos apoyaron al teldense al que ya consideran como de la familia, como apuntó Sebastián Ruiz, padre del copiloto Sebas, que destacó la unidad que se vive dentro del 802 Escuadrón, con los que mantiene una estrecha relación desde el accidente.

Pena reconoció que el dolor por la muerte de su hijo está presente desde aquel fatídico 19 de marzo de 2014, "pero reconforta y mucho las muestras de reconocimiento y afecto que vienen a dejarte aquellos que te conocían". Y destacó el apoyo recibido por parte de los militares. "Os habéis ganado con creces mi gratitud por las muestras de cariño y vuestra generosidad", afirmó en el mensaje.

Los presentes, después de presenciar con mucha emoción la placa que recordará la dedicación que Dani, Sebas, Carmen y Carlos realizaron al Ejército del Aire, padres, madres, hermanos de las víctimas y los componentes de la unidad acudieron hasta la bahía de Gando para lanzar decenas de rosas en su memoria. En un día donde hasta el cielo se puso de luto con un gris que amenazaba lluvia, las flores quedaron flotaron sobre el sereno mar que ayer inundaba la arena de la playa de la Base Aérea.

Era el hasta luego a esas cuatro personas que trabajaron para ayudar al prójimo. Que arriesgaron su integridad por el único objetivo de rescatar con vida a inmigrantes que iban en pateras o a quienes sufrieron un accidente en medio del Atlántico. Esas cuatro personas que fallecieron mientras hacían una labor humana impagable.

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