Salvamento Marítimo constató ayer que el Oleg Naydenov sigue vertiendo combustible desde su punto de hundimiento, a 15 millas del litoral de Maspalomas y a 2.400 metros de profundidad. La mancha de fuel continúa en movimiento guiada por los vientos en dirección Suroeste y, siete días después de su naufragio, el área de mayor concentración se encontraba a 176 kilómetros de la costa. En este sentido la comunidad científica coincide en señalar que los restos del hidrocarburo tardarán años en desintegrarse e interpreta que el proceso de distanciamiento obedece a las mismas normas atmosféricas que hace cinco siglos guiaron las carabelas de Cristóbal Colón hacia América. Por este motivo, desde el Instituto de Oceanografía de la ULPGC apuntan que su destino, en tres meses, está en el Caribe y el Golfo de México. Según sostienen, existe un componente del alquitrán que se degrada y un porcentaje mínimo que se evapora. Pero, una fracción importante no termina de desaparecer y viaja por el mismo camino que hizo el conquistador.

Las labores de trabajo realizadas ayer, en el operativo desplegado en la zona, contaron con la novedad de la presencia del buque Grampian Surveyor. Este barco científico, que llegó a Gran Canaria en la tarde del lunes, transporta al robot submarino que intentará acceder al pecio. Ayer se iniciaron las labores de rastreo para determinar, a través de un sonar, la posición exacta en la que se encuentra el pesquero en el lecho marino. De este proceso depende el éxito del trabajo posterior que debe realizar el robot en su misión de inspección y, si se considera, de sellado de las fisuras por las que emana el combustible.

Por el momento y según señalan desde Fomento, toda actuación está supeditada a los resultados del Grampian Surveyor. El Gobierno indicó que resulta imposible estimar cuánto tiempo abarcará este estudio. "Dependerá de lo lejos que se haya desplazado el pesquero durante su hundimiento", expusieron las fuentes consultadas.

Los barcos desplazados a la zona por Salvamento Marítimo -Miguel de Cervantes, Luz de Mar, Salvamar Talía y Punta Salinas y el Alpheratz (incorporado ayer)- confirmaron que tras una semana desde el naufragio, el pesquero ruso sigue vertiendo combustible. Hoy, la ministra de Fomento Ana Pastor volverá a Gran Canaria para reunirse con la comisión de seguimiento creada durante su visita el viernes pasado.

Por el momento, la previsión climatológica realizada por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) es positiva, ya que no prevé que cambie la dirección suroeste de los vientos que empujan el combustible lejos de las Islas. El pronóstico establece "vientos de fuerza 5", en dirección suroeste, "amainando durante la mañana y arreciando nuevamente al final de la tarde". Con esto se repite la dinámica de días pasados que, unido al mar de fondo, ha impedido las laborales de recogida de hidrocarburos.

Desde Fomento señalan que esta tarea no es nada sencilla y depende de factores y variables como la altura de las olas, la dirección del viento y la densidad del fuel. Este tipo de combustible tiende a dispersarse hasta alcanzar un espesor mínimo de un milímetro, punto en el que se estabiliza.

Actualmente, existe una zona de concentración de la mancha que se ha desplazado a 176 kilómetros de la isla de Gran Canaria, según informa el Gobierno, y otra zona de combustible sobre el área de hundimiento. Entre estas dos quedan manchas aisladas con hidrocarburo de espesor variado y fragmentado en galletas. De esta manera, no existe una continuidad ni un reguero a medida que el vertido se aleja de la costa.

La actuación de los barcos, a la espera de que mejoren las condiciones, se limitan a atravesar las zonas de mayor concentración para romper las manchas y ayudar a su fragmentación. La dificultad a la hora de la extracción sobre la superficie se incrementa a medida que el fuel va perdiendo densidad. Fomento acepta que habrá una parte importante de hidrocarburo que no se podrá recoger al estar en un estado demasiado líquido.

Esto coincide con la opinión de la comunidad científica que además apunta que éste tipo de combustible puede tardar años en descomponerse. Gabriel Winter, catedrático de la ULPGC y experto en el comportamiento de vertidos en el mar, asegura que "este tipo de fuel no es soluble en el agua. Se dispersa pero no termina de desaparecer, por lo que se quedará ahí".

Alonso Hernández, director del Instituto de Oceanografía de la ULPGC calcula que si la mancha se mueve a 30 kilómetros al día por efecto del viento, tardará cerca de 200 en recorrer los 5.000 kilómetros del Atlántico hasta llegar a las aguas del golfo de México.