El Partido Socialista Canario se encuentra dividido. Los criterios elegidos a la hora de componer la estructura del Gobierno regional han provocado una fractura en el seno de la formación que dirige José Miguel Pérez. Parte de la militancia y de distintos órganos de dirección responsabilizan a Patricia Hernández, vicepresidenta del Ejecutivo canario, de esta confrontación y la acusa de haber traicionado el espíritu de renovación política y uno de sus compromisos electorales en el que proponía una evaluación de la idoneidad de las candidaturas en una sesión de audiencia previa.
Hernández se ha encontrado un frente opositor en su propio partido. Las fricciones han estado presentes desde que fuera elegida candidata en el proceso de primarias. Pero esta tensión se ha intensificado como consecuencia de unos nombramientos realizados, según los críticos, bajo criterios de lealtad y amistad y sin tener en cuenta a las bases del partido.
Estos recuerdan que uno de los lemas enarbolados por Hernández durante el proceso de primarias era la necesidad de situar a los militantes en el centro de la vida política. Defendía una política de integración entre las distintas sensibilidades que conforman la formación y afirmaba que no podían ser unos pocos los que eligieran en nombre de la mayoría. Ahora, acusan a la vicepresidenta canaria de actuar desde el sectarismo y la confrontación para favorecer a su círculo de confianza en el reparto de tareas y cargos de responsabilidad, para, de esta manera, fortalecer su posición de cara al Congreso regional de 2016.
Las bases ponen varios ejemplos. Marián Franquet se presentó a las elecciones como número dos al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y ha sido repescada para dirigir el Instituto Canario de Igualdad. Isabel Mena renunció a la lista al Parlamento al discrepar con la forma en la que se elaboró la plancha y defender criterios de militancia. Los críticos lamentan que no haya planteado ninguna queja al haber sido designada viceconsejera de Políticas Sociales.
Desequilibrios
Estos criterios en el nombramiento de los cargos ha llevado a que las bases de Gran Canaria y Tenerife señalen hacia una sobrerepresentación de islas poco pobladas. Mientras, lamentan que las capitalinas no tengan un puesto designado en la dirección del grupo parlamentario. Patricia Hernández eligió a Carolina Darias como presidenta del Parlamento, órgano de gestión del hemiciclo, pero estos lo consideran insuficiente al quedar al margen de las políticas del grupo. Además, existe una queja respecto al desajuste territorial con mayoría de cargos de responsabilidad de Tenerife, isla de la que procede Hernández y donde cimentó los apoyos que la hicieron imponerse en el proceso de primarias en octubre de 2014. El aumento en el número de cargos de confianza así como en el coste del Gobierno, también han generado un importante malestar al incumplir una de las medidas centrales que planteó la ahora vicepresidenta para cambiar Canarias en el proceso de primarias y después en la campaña.
Muchos militantes aseguran que esta división ha producido una suerte de paradoja. Con la baja de Hernández, Aarón Afonso es el vicepresidente en funciones pero al no estar afiliado al Partido Socialista Canario sus decisiones no se someten a los órganos del partido. Esta situación cuenta con un precedente polémico. José Miguel Pérez restó responsabilidad a su formación en el nombramiento en Justicia de Lourdes Quesada-ex alto cargo del PP y que fue investigada por corrupción-, como una decisión personal del consejero.
