Este año ha habido una ola de crímenes de violencia machista, más de 30 víctimas ¿qué ocurre?
Tenemos que esperar a que acabe el año para ver la evolución total de asesinatos. Por desgracia en los últimos meses hemos asistido a asesinatos terribles. Sea cual sea el balance final, las cifras son intolerables. Cada uno de los asesinatos es un fallo del sistema, independientemente de que la mujer haya o no denunciado previamente.
Ha sido un verano especialmente trágico con al menos ocho niños muertos por sus padres o parejas de sus madres.
Desde el Observatorio y las instituciones hace años empezamos a elaborar una estadística de menores de mujeres víctimas de violencia de género que a su vez son víctimas porque se cometen estos delitos como venganza, para infligir el mayor dolor que se puede provocar a una mujer que es hacer daño a sus hijos. Estamos impulsando varias acciones formativas para todos los operadores jurídicos que trabajan alrededor de la víctima para especializarse en materia de menor. Además, con la entrada en vigor de la Ley de Protección de la Infancia el órgano judicial va a tener que pronunciarse siempre cuando haya hijos en una pareja donde hay violencia de género.
¿Hay un efecto imitación de padres que asesinan a sus hijos?
No lo podemos determinar. Ha habido estudios respecto a asesinatos no ya de niños sino de mujeres sobre si había algún factor multiplicador que podía incitar a cometer asesinatos, pero realmente no se ha podido determinar. Todas las informaciones que hay sobre violencia de género sobre asesinatos deben estar hechas con profesionalidad, huyendo de datos morbosos y amarillismo porque se trata de un tema muy serio. La violencia de género es un problema estructural de nuestra sociedad, no un suceso o un hecho aislado.
Muchas mujeres no denuncian por temor a que sus hijos se vean afectados.
Efectivamente. Vemos mujeres que nunca denuncian por miedo, vergüenza y muchas por sus hijos, porque piensan que de esa manera pueden protegerlos. Por eso la asistencia a la víctima anterior a la denuncia por parte de los profesionales es importante. La víctima debe sentirse protegida desde el minuto uno para poder dar el paso y denunciar. Otro de los problemas que nos preocupa mucho es la renuncia de la mujer al procedimiento tras dar el paso. Siendo consciente de lo difícil que es dar el paso de denunciar luego retira la denuncia y decide en algunas ocasiones reanudar la convivencia con el agresor. La reanudación de la convivencia con el agresor es un factor de riesgo importante de sufrir otros hechos delictivos más graves.
¿La reforma del Código Penal endurece las penas a los agresores de violencia de género?
Sí. En la reforma destaca la inclusión de la agravante del género en cualquier tipo delictivo y nuevos tipos penales como el acoso, el llamado stalking [acecho] donde había cierta laguna legal. Se regula el ciberacoso y se pena más duramente. También se introducen tipos como el quebrantamiento de medida cautelar cuando se produce la ruptura o manipulación del dispositivo electrónico, las famosas pulseras, entre otros aspectos.
El Tribunal Supremo archivó la denuncia de maltrato contra el eurodiputado socialista Juan Fernando López Aguilar, ¿qué opinión le merece?
Desde el Consejo General del Poder Judicial defendemos la independencia judicial y respetamos todas las resoluciones que adopten los juzgados y tribunales.
¿Cree que López Aguilar está condenado públicamente?
El caso de las noticias que salen respecto de cualquier tipo de contenido y que se refieren a una persona hay que ponderar la libertad de expresión y el derecho a la intimidad. A veces se producen colisiones. Es algo inevitable.
La expareja de López Aguilar relató episodios de maltrato físico y verbal, pero el Supremo cuestionó la credibilidad de su testimonio ¿eso puede afectar a que ella u otras mujeres desistan de denunciar?
No, respetamos totalmente la decisión del Tribunal Supremo. Desde el Observatorio recalcamos que es falso el mito de que la mayoría de las mujeres que denuncian lo hacen para aprovecharse de determinadas herramientas o beneficios que concede la ley.
¿Funcionan los programas de reeducación?
Este tema preocupa a los operadores jurídicos. El Código Penal refuerza la necesidad de hacer tratamiento obligatorio a los condenados por violencia de género. Un factor de peligrosidad muy importante para la mujer es que el agresor haya tenido antecedentes por violencia de género con otras mujeres. La única solución, aparte de que el peso de la justicia caiga sobre los hechos delictivos, es la reeducación para que no continúe con esa peligrosidad con el resto de mujeres con las que se pueda relacionar.
Atesora amplia experiencia en responsabilidades contra violencia de género ¿hay algún episodio que nunca olvidará?
Ha habido muchos episodios durante casi nueve años en un juzgado. En la primera línea de batalla he visto sufrir a muchas mujeres y niños, pero lo que realmente nos ha tocado mucho la fibra sensible son los casos de asesinatos y homicidios. Hemos tenido que levantar cadáveres de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas y lo que nos hiela la sangre en muchas ocasiones es cuando se le toma declaración al imputado por un delito de esta categoría y muestra frialdad, indiferencia y jactancia. Esos sentimientos tan fríos nos llaman mucho la atención, pero nos hace reanudar nuestro compromiso para seguir trabajando para acabar con esta lacra social.
