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Un suceso trascendental para la Transición en Canarias

El Estado mantiene sin desclasificar los documentos por la muerte de Bartolomé

El historiador Garí Hayek responde al inspector jefe José María de Vicente que los agentes implicados en el tiroteo que acabó con la vida del estudiante tinerfeño en 1976 actuaron con "total impunidad"

Domingo Garí Hayek, profesor de Historia de la Universidad de La Laguna (ULL) es autor del libro Somosierra y García Escámez. Historia de un conflicto, que trata sobre la muerte a balazos del estudiante universitario Bartolomé García Lorenzo, en la mañana del 22 de septiembre de 1976, cuando se encontraba en la casa de su tía Antonia, en el barrio de Somosierra, en la capital tinerfeña, y del contexto político y de lucha obrera que se desató durante los meses que siguieron a la muerte del dictador Francisco Franco (20 de noviembre de 1975). Ayer señaló que "la investigación por el asunto de Bartolomé García es incompleta porque no se desclasifican los documentos necesarios para poderla llevar a cabo" e incide en que "la política de descalificación de documentos oficiales en España es inexistente".

Quienes dispararon a aquel muchacho tinerfeño de 21 años, estudiante de Magisterio, portaban pistolas y subfusiles e iban uniformados pues eran miembros de la entonces Policía Armada y del Cuerpo General de la Policía.

El historiador y profesor de la ULL responde así a José María de Vicente Toribio quien 39 años después de aquel fatídico suceso ha decidido romper su silencio. De Vicente Toribio es uno de los seis policías que fueron condenados años más tarde por aquel homicidio y ha hecho público un documento en el que él mismo señala que recoge "la verdad de unos hechos tantas veces alterados en beneficio de unos intereses políticos que, absolutamente, nada tuvieron que ver con la realidad".

"Sin vinculación política"

Dicho texto o informe, que lleva por título La verdad de la muerte accidental de Bartolomé, fue publicado por este periódico en su edición del pasado domingo y para el agente, que se jubiló el año pasado con el cargo de inspector jefe, lo que ocurrió aquella mañana fue fruto de un "desafortunado operativo policial". Así, rechaza que la muerte del joven tuviera vinculación política o que la operación policial fuera fruto de la represión que, por otra parte aún ejercía el Estado predemocrático.

El policía señala que "nunca, jamás, hubo constancia ni antecedente alguno de que militara en algún partido político ni separatista". De Vicente Toribio insiste que se ha decidido "a contar la verdad, tan alejada de la marea de infamias que se han vertido y que afrentan" a su "honorabilidad" y la de sus "compañeros". En este sentido, el inspector jefe ya retirado asegura que habla ahora para desmentir las acusaciones que se vertieron en aquellos momentos, y que aún hoy continúan. Para de Vicente Toribio no hubo móvil político ni con aquella operación se pretendía anular las manifestaciones y encendidas protestas, cada vez más importantes y numerosas, de sindicatos, partidos de extrema izquierda y movimientos independentistas en las Islas.

No obstante, el historiador Domingo Garí Hayek señaló ayer que tras el asesinato de Bartolomé García Lorenzo el 22 de septiembre de 1976, "los agentes implicados en el caso, que fueron juzgados y condenados, fueron, sin embargo, ascendidos en sus escalafones".

En este sentido, el historiador incluso revela que alguno de aquellos policías que participaron en aquella operación policial, incluso, "fue guardaespaldas de algún ministro socialista del primer gobierno de Felipe González", aunque el investigador no desveló cual de los agentes o mandos que estuvieron implicados en aquellos hechos obtuvo tal recomendación para el puesto.

Presencia policial

El profesor Garí Hayek, además recordaba ayer que en 2011, junto a varios de sus compañeros de Alternativa sí se puede, en Santa Cruz de Tenerife, editaron un folleto relatando la historia del caso Bartolome, y que cuando hicieron un acto público en la plaza de Somosierra -que hoy lleva el nombre de Bartolomé García con motivo de los actos celebrados en homenaje a los 35 años de su muerte- "hubo una presencia injustificada de policías para un acto cultural como era aquel".

Afirma que "hubo fuerzas de los antidisturbios y agentes de la policía secreta que intimidaban a los asistentes a aquellos actos". "Una cosa realmente inexplicable que, a día de hoy no encuentro explicación", comenta el historiador.

El profesor e investigador de la ULL señala también que "independientemente de las causas que se produjeron con el asesinato de Bartolomé García, y lo que se declaró en el juicio por parte de los implicados, se pone de manifiesto sobre todo la impunidad con la que actuaron los cuerpos policiales" y afirma que en esos hechos "se señala la naturaleza todavía fascista del Estado a finales de 1976".

Domingo Garí Hayek sostiene que esa "misma impunidad quedó reflejada, más tarde, a finales de 1977, cuando se asesinó en la puerta de la Universidad de La Laguna a Javier Fernández Quesada".

José María de Vicente Toribio era en septiembre de 1976 un agente de la Brigada de Información del llamado entonces Cuerpo General de la Policía que acababa de llegar a la Isla como nuevo destino profesional. Años más tarde fue condenado a dos años de prisión y a la suspensión de todo cargo público, profesión u oficio, así como a poner una parte de los cuatro millones de pesetas (24.000 euros) de indemnización para la familia de Bartolomé.

Los tribunales consideraron probado que él y otros cinco agentes que le acompañaban en aquel dispositivo fueron "autores de un delito de homicidio con la concurrencia de la circunstancia eximente incompleta del cumplimiento del deber", según la sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Tenerife el 15 de febrero de 1982, ratificada luego por el Tribunal Supremo.

De Vicente Toribio, que terminó de cumplir su condena el 28 de enero de 1986, vuelve a pedir perdón a la familia -como ya lo hiciera durante el juicio- por haber confundido a Bartolomé García con Ángel Cabrera Batista, más conocido como El Rubio, el delincuente más buscado de España en aquellos tiempos al que se le achacaba haber participado, entre otros delitos, en el secuestro del empresario grancanario Eufemiano Fuentes.

En los días previos a aquella mañana del 22 de septiembre de 1976, la Brigada de Información había recibido una filtración: El Rubio se podía estar ocultando en aquel piso de Antonia Lorenzo, con quien pensaban que tenía una buena relación. De Vicente Toribio admite en su informe que "el operativo policial se montó a toda prisa y de forma un tanto chapucera".

Bartolomé García, hijo de guardia civil, universitario y miembro de la Asociación Tanausú de montañismo de Tenerife, ni era El Rubio ni era rubio, pero aquella mañana del día 22 estaba en casa de su tía y abrió la puerta siendo alcanzado por cuatro disparos: en el brazo, otro en la arteria humeral y dos en el vientre. Dos días más tarde moría en el hospital, a las 18:20 horas.

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