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"Mi obra está hecha para la gente, y a la gente de Canarias quiero donársela"

El artista grancanario Pepe Dámaso vive estos momentos con gran emoción, tras la gran acogida por su gesto

Pepe Dámaso el pasado miércoles, cuando se formalizó la donación de su patrimonio a la Comunidad Autónoma, en su casa de La Isleta. JUAN CARLOS CASTRO

¿Cómo surgió su decisión de donar toda su obra al Gobierno de Canarias, es un impulso que le ha surgido recientemente, es algo que ya tenía pensado hace tiempo?

Esto ha ido surgiendo en mí con el tiempo, desde hace mucho tiempo. Tengo ochenta y pido y estoy cada vez más mayor. Ha llegado la donación de una manera natural, sin grandes esfuerzos. Partiendo del hecho de que mi obra la he hecho para la gente, porque si la obra de arte no está hecha para el ser humano, ¿para quién coño está hecha?, a esa gente quiero donársela. Y además, es una obra hecha en Canarias desde mi identidad canaria. Porque en todo este proceso de mi vida y de mi experiencia personal, Canarias es el universo del que parte la obra y donde debe contextualizarse a partir de ahora.

¿Qué dificultades presenta ahora la labor de catalogar y distribuir una obra tan extensa como la suya?

Una cosa interesante de la donación es que yo tengo la mayoría de mi obra y que la tengo muy ordenada. La clave y lo primero que se va a hacer es catalogar la obra, pero está casi hecha, porque como digo yo he sido muy ordenado. Tanto el presidente del Gobierno como sus acompañantes se sorprendieron cuando visitaron mi casa el otro día y consideran que hay mucho tiempo ganado para ese trabajo. Lo primero que hay que hacer es que el pueblo canario y el Gobierno sepan la obra que hay. Sería muy interesante tener la obra razonada, pero de partida estamos empeñados en saber qué es lo que doy.

¿Confía en la gestión de una institución pública, sometida a vaivenes políticos, para una donación de este tipo?

Yo he puesto mis condiciones y todo estará sometido a la Fundación y a las condiciones que se acuerden para todo el conjunto de la donación. Sabemos cómo son los políticos y los problemas para la puesta en marcha de este tipo de centros, como se ha visto en muchos casos, como el centro de García Lorca, Tindaya, etc. Pero lo que sí quiero aclarar es que el patrimonio no se puede disociar del contexto de Canarias. El patrimonio no es solo la pintura. También las casas y un ingente material documental, como cartas, películas, libros? Estoy fraguando esto con gente de un gran calado técnico y profesional porque no queremos dejar ningún cabo suelto y que todo sea honesto y claro.

¿Fernando Clavijo le dio garantías?

Estoy muy contento de cómo han reaccionado el Gobierno y el presidente. Es estupendo que venga un político a la casa de un artista, más si viene porque está enfermo y más si viene para interesarse por la cultura y en este caso por la donación. Se lo dije a él, porque la cultura está tan desasistida, no sabemos por dónde va con la mierda del IVA, la falta de interés por mantenerla, difundirla y quererla. Ha sido estupendo que viniera el presidente, con consejeros, y vi en ello alegría, ilusión y un sentimiento de voluntad política. Ha sido una sorpresa para mí este interés porque en general soy escéptico sobre la actitud de la política hacia la cultura.

¿Se han dado plazos para empezar a trabajar o para la apertura del primero de las ocho sedes del museo previstas en cada una islas, incluyendo La Graciosa?

No, no hay plazos, pero ya se está trabajando. Lo que es muy interesante es que el museo tenga ese carácter archipielágico, con sedes en cada una de las islas, que es un concepto muy novedoso y no creo que haya en el mundo un museo similar. Al tener yo mucha obra guardada, hay posibilidades de que se vaya alternando el contenido entre las sedes. Y que cada una de ellas tenga su personalidad. Si hubiera vendido más obra tendríamos que recurrir a coleccionistas, museos? La ventaja que yo tengo, entre comillas, es la de tener en mi posesión la mayoría de mi obra. Aunque la contrapartida es que no tengo ni una perra.

¿Cree que debería haber salido de Canarias, como hicieron sus amigos César Manrique o Millares, para tener más difusión?

Parece que ahora estoy empezando a vender y han comprado cuadros míos en alguna subasta. También se está exponiendo mi obra sobre Visconti en los Institutos Cervantes de varias ciudades italianas, y hay referencias en muchos periódicos. Noto que mi obra empieza a trascender. Soy el benjamín de esa generación canaria que menciona. No soy de esa generación estupenda de las vanguardias, ni de la de El Paso, ni de la de los años 70. Me quedé solo y por esos soy tan independiente y he tenido esa personalidad tan marcada. Fue muy duro el quedarme aquí, aunque he recorrido mucho mundo, desde la China, hasta Nueva York, desde México hasta no se dónde, porque de Canarias hay que salir, el canario se mira mucho el ombligo, pero al mismo tiempo tenemos un gran cosmopolitismo.

De la parte documental de la donación, quizá la más importante sea su correspondencia con César Manrique.

En efecto. De él tengo varias obras, desde su época en la Academia hasta de su última etapa. Pero lo que es muy interesante es la correspondencia con él, porque en ella está toda la filosofía manriquiana.

Hoy [por el día 25] precisamente se cumplen 23 años de la muerte de César Manrique, ¿de qué forma siente aún la presencia de su amigo?

Hoy estoy recordándolo mucho. Fueron 40 años de amistad. Fue una amistad maravillosa, yo le debo casi todo a Cesar Manrique, fue mi maestro y fue un genio. No nos parecíamos en casi nada, pero estábamos muy unidos. Y además, nunca hubo homosexualidad entre nosotros. Fue una gran amistad de dos hombres. A mí me sorprendía y me comprometía el cariño y el respeto que tenía conmigo. Era capaz de estar con un ministro inaugurando los Jameos del Agua en Lanzarote y preguntar, "coño, ¿donde está Pepe que no está a aquí a mi lado?" Yo tuve esa lealtad, ese reconocimiento.

Pero con apuestas estéticas diferentes, ¿no?

Él era abstracto, como Millares, y yo era figurativo. Yo le dije que necesitaba de la realidad para expresarme, y eso me dio muchos resultados. Eso quiere decir que mi sometimiento a Manrique fue humano y de cariño, pero no sometimiento intelectual, ni ideológico.

¿Qué cree que queda de aquella filosofía suya de preservar la isla de la especulación y el salvajismo urbanístico?

Creo que el que las islas pequeñas se hayan salvado de la quema en parte se lo debemos a él. Yo quiero que todo el mundo progrese y que el bienestar alcance a todos, pero como Dios manda, preservando la maravillosa naturaleza de las Islas. En el aniversario de la muerte de Manrique podríamos hacerle un homenaje dándole las gracias e invocar su ejemplo de lucha por la conservación de su Isla sin dejar de tener por ello una visión comercial. Tenía esa virtud, no sólo defendía Canarias, sino que la llevaba con un sentido muy práctico de la economía y no le hicieron falta leyes turísticas, que ya he conocido 40 y no han servido para nada.

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