Mariano Rajoy despejó por fin la fecha de las próximas elecciones y lanza así la precampaña probablemente con más incógnitas de toda la democracia. El presidente del Gobierno ha apurado los plazos al máximo y elige una fecha, el 20 de diciembre, que alarga la actual legislatura un mes por encima de los cuatro años transcurridos desde las anteriores elecciones (20 de noviembre de 2011), al límite de lo que permite la Constitución. Nunca hasta ahora se había sobrepasado ese plazo, y nunca por tanto los españoles habían estado tanto tiempo sin votar la renovación de las cámaras legislativas. Serán además por primera vez muy cerca de las vacaciones navideñas, y también con el telón de fondo del proceso soberanista emprendido en Cataluña.
Los partidos canarios afrontan las próximas elecciones con muchas dudas sobre sus expectativas reales en los resultados tras la experiencia de los últimos procesos electorales y tras una legislatura marcada en Canarias, al menos hasta junio pasado, por el enfrentamiento entre los Gobierno central y regional. Al igual que en el conjunto del Estado, la aparición de dos importantes fuerzas emergentes, Podemos y Ciudadanos, abre un horizonte de incertidumbre sobre el comportamiento de los electores. La crisis económica y el malestar de la sociedad por los recortes y la corrupción política en los partidos tradicionales impulsó a estas dos formaciones en las encuestas hasta el punto de acechar el bipartidismo tradicional de PP y PSOE en el conjunto del Estado, y de romper en Canarias la dinámica de pactos entre CC y alguno de los dos partidos estatales.
Sin embargo, las pasadas elecciones autonómicas y locales de mayo frustraron buena parte de las expectativas de las dos formaciones emergentes (Ciudadanos no logró entrar en el Parlamento de Canarias), mantuvieron a populares y socialistas como los partidos hegemónicos en el territorio nacional, y a CC como la dominante en las Islas. Con todo, todo hace prever que los resultados del 20-D dejarán un panorama político desconocido hasta la fecha, y el Congreso de los Diputados sin mayorías absolutas y con un importante grado de atomización, lo que dificultará la conformación de una mayoría de gobierno que garantice la estabilidad política a lo largo de la legislatura.
PP y PSOE afrontan el proceso aparentemente con empate técnico en las encuestas pero lejos de sus porcentajes históricos. Los populares aspiran a un 35% de los votos y entre 140 y 150 diputados, con lo que necesitaría de al menos el apoyo de entre 25 y 35 escaños más, de Ciudadanos y otros grupos afines, si quiere seguir gobernando. Por que se da por seguro que Rajoy no podrá hacerlo si la suma de PSOE, Podemos y otras formaciones de la izquierda supera a la de los escaños de la derecha.
En Canarias, donde sufrió un auténtico descalabro en las autonómicas, el PP cree que como en 2008 puede lograr seis diputados, cuatro por Las Palmas y dos por Santa Cruz de Tenerife (frente a los nueve de 2011), pero reconocen que pueden bajar hasta cuatro. El comportamiento de Ciudadanos en Canarias a la vista del éxito logrado por la formación de Albert Rivera en Cataluña el pasado domingo, y el voto que pueda llevarse el partido de José Miguel Bravo de Laguna, que negocia una candidatura conjunta con CC en Gran Canaria, determinaría el tamaño de la pérdida de apoyos para el PP. En sus filas, sólo su presidente y ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, aparece como seguro en las listas, encabezando la de Las Palmas. Todo lo demás está por decidir, aunque parece probable que Matilde Asián y Guillermo Mariscal repetirán por Las Palmas, y que Pablo Matos encabezara de nuevo la de Santa Cruz de Tenerife.
El PSOE también se mueve en un terreno de incertidumbre sobre sus posibles resultados en Canarias. Aspiran a tres escaños por provincia, pero dudan del daño que les pueda hacer la entrada en escena de Podemos -cuya lista encabecará por Las Palmas Meri Pita-, que apareció con gran fuerza en las Islas en las europeas de 2014, pero que se desinfló algo en las autonómicas de mayo y está ahora sometida a importantes enfrentamientos internos.
También los socialistas pueden pagar sus divisiones internas y en especial la producida en La Gomera, donde perderían votos importantes a manos del partido de Casimiro Curbelo si no hay reunificación previa. Para tratar de lograr el tercer escaño en Las Palmas, el PSOE ha llegado a un acuerdo con Nueva Canarias, un puesto destinado a Pedro Quevedo que, aunque no cuente como propio en el Congreso, si sumará para una hipotética investidura de Pedro Sánchez, el líder socialista, como presidente del Gobierno. Sebastián Franquis y Francisco Hernández Spínola encabezarán las candidaturas por Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife, respectivamente.
CC, por su lado, trata de hacerse hueco entre la dinámica bipartidista y la aparición de nuevas formaciones, pero por ahora sólo cuenta con la segura elección de Ana Oramas, que volverá a repetir como cabeza de lista por la circunscripción tinerfeña. Tras la ruptura con NC, parece improbable que logre un puesto por Las Palmas y podría obtener su peor resultado de la historia. El de Oramas, sería con todo un escaño que tanto valdría para apoyar un gobierno de Rajoy, como uno presidido por Sánchez, con Podemos o Ciudadanos como posibles socios parlamentarios.
