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Análisis Canarias no está, ni se le espera

¿Quién gobernará España?

Después de las catalanas, el fantasma de una encuesta de intención de voto recorre el país: sube Ciudadanos, baja el PP, se mantiene el PSOE y se estanca Podemos

Pedro Sánchez.

A pocas semanas de la convocatoria de las elecciones generales, Luis de Guindos ha realizado un viaje -road show, le llaman ahora- por las principales capitales europeas y norteamericanas. Explicó que su intención era calmar a los inversores que estaban inquietos por la situación política de España. En Londres y Nueva York habló con los poderes financieros y en Bruselas y Washington estableció contactos con los grandes centros del poder político mundial. Nuestro ministro de Economía intentó despejar las incertidumbres y recelos que, según él, estaban generando las elecciones de diciembre.

De Guindos repitió el mismo mensaje a los grandes inversores, a las agencias de rating y, también, a la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen: "Cataluña no es nuestra principal preocupación. Quién nos preocupa de verdad es Podemos, un grupo extremista con el que los socialistas radicalizados están dispuestos a pactar". Con lo que dejaba claro el objetivo real del viaje: que se ejerciera una fuerte presión internacional sobre los socialistas españoles para que abandonen sus aventuras extremistas y vuelvan al redil del bipartidismo, como le gusta a Felipe González.

Pero la sorpresa de De Guindos fue que sus interlocutores internacionales no se dejaron impresionar. Analizaban el problema exclusivamente desde la lógica política y no desde la lógica del poder, que no es exactamente lo mismo. Para Guindos y Rajoy, una Cataluña desestabilizada podría darle al Partido Popular más votos en el resto de España. Es decir, incrementaría la posibilidad de mantener el poder. Por eso la cuestión catalana no les resultaba preocupante. Por el contrario, el avance de Podemos podría propiciar un pacto de izquierdas que apartaría al PP del poder y de ahí su preocupación. Por tanto, el asunto no va de estabilidad sino de poder: quién te lo da y quién te lo quita.

Por eso resultó paradójico que De Guindos, que fue a tranquilizarlos, se encontrara con que fueron los otros quienes intentaron tranquilizarlo a él. En especial los americanos llegaron a preguntarle: "¿De verdad le preocupa tanto Podemos? A nosotros no, son como los griegos de Syriza, que a pesar de su discurso al final ha hecho una negociación inteligente. Han aceptado un nuevo rescate, con ajustes duros es cierto, pero a cambio de 86.000 millones de euros y un nuevo plazo de tres años. Y no lo que les ofrecían: 15.000 millones en seis meses, con parecido ajuste. En definitiva, han ganado tiempo que para ellos era lo fundamental y la promesa en firme de condonar parte de la deuda más adelante". Ante la sorpresa de De Guindos, los americanos defendieron a Tsipras como la única garantía de que los acreedores internacionales pudieran cobrar. "Podemos es muy semejante -agregaron-, si se acerca al gobierno se adaptará. Han demostrado ser realistas y jugar a largo y no a corto plazo. Los catalanes sin embargo son todo lo contrario, no tienen la menor dosis de realismo y se han convertido en el gran problema de la democracia española". Guindos, en vez de dar la lección que pretendía con su viaje, la recibió.

La encuesta fantasma

Como las malas noticias no llegan solas, estos días un fantasma recorre los círculos económicos y políticos de Madrid. El temido fantasma es solo una encuesta de intención de votos. Todo el mundo habla de ella, aunque hasta ahora nadie la ha visto, si es que realmente existe. Pero solo el rumor está teniendo efectos políticos devastadores.

Todos repiten: "Después de las catalanas, sube Ciudadanos, baja el PP, se mantiene el PSOE y se estanca Podemos". Y como prueba de la veracidad de la encuesta ponen de testigo las declaraciones durísimas de Aznar en que descalifica a Rajoy sobre las cinco sucesivas elecciones perdidas. Y se indigna por "la primacía de Ciudadanos en el centro derecha español del que ha desplazado al PP".

Otra confirmación es el gran protagonismo que, de pronto, ha adquirido Albert Rivera. No para: va de reunión en reunión, le faltan horas y días para poder cumplir los compromisos. La semana pasada se reunió con los principales embajadores de la Unión Europea, muy interesados en conocer su proyecto. Con los de Ibex-35, se reúne en grupos de tres en tres. Se dice que también se le ha visto varias veces con Pedro Sánchez "para hablar del futuro". Pero no con Rajoy, porque no se soportan. Los que se entrevistan con él cuentan que no suelta prenda, esconde bien sus cartas. No se definirá hasta saber los resultados el 20 de diciembre. Pero la impresión general es que si el Partido Popular no rebasa el listón de los 130 diputados, pactará con Sánchez porque juntos sumarán más.

Y mientras las especulaciones se desbordan, faltan muy pocos días para que el fantasma se haga real. El Centro de Investigación Sociológica publicará su macro encuesta de octubre, que marcará la señal de salida para la más dura de las campañas electorales. Entonces sabremos si los rumores se confirman: ¿Es verdad que Ciudadanos sube mucho en las grandes ciudades: Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y, quizá, Las Palmas? Justo en los mismos sitios que más avanzará Podemos.

Si se confirman los datos, Ciudadanos puede alcanzar 35-40 diputados; Podemos, 50-60; el PSOE se moverá alrededor de 100 y el PP no llegará a los 120, con lo que se quedaría fuera del Gobierno. Esperemos al CIS a ver si estas tendencias se confirman.

Por otra parte, ¿quién ganará las generales en Cataluña? ¿Llegará la suma de escaños independentistas a los 22 diputados o los superarán la suma de los constitucionalistas? Esto segundo parece lo más probable y si es así "el segundo plebiscito" lo volverán a perder los llamados soberanistas y "el procès" quedará truncado.

Canarias no está

Por primera vez en los últimos 22 años, las elecciones generales en Canarias serán exclusivamente una confrontación derecha-izquierda. Ha desaparecido el combate entre nacionalistas y centralistas. Coalición Canaria va quedando solo en un nombre que va camino de desaparecer. Porque sus dos componentes principales han iniciado una regresión a sus orígenes: Tenerife está reconstruyendo a toda prisa las AIC; es decir, una federación insularista dirigida por Tenerife, que integra al resto de las islas dejando al margen a Gran Canaria. Y Gran Canaria está reconstruyendo algo parecido a ICAN o Asamblea Canaria, entendiendo que la contradicción principal en la política de las islas es derecha-izquierda y no centro-periferia. Por eso trabaja por integrarse en las listas del PSOE.

En Canarias ganará la izquierda. Entre PSOE-NC y Podemos sumarán probablemente 8-9 diputados. Frente a los 5-6 del PP y Ciudadanos. Y, por último, pasará por allí, un tanto arrinconada, una diputada de CC, que perdida en el grupo mixto recordará los buenos viejos tiempos en que los nacionalistas solo tenían en Madrid un diputado, Hermoso, luego sustituido por Mardones.

Sin duda los nuevos diputados canarios jugarán dentro de los partidos nacionales el papel que nos corresponda en las grandes reformas: la educativa, la reforma laboral, la reforma fiscal, la reforma del modelo económico y las profundas reformas políticas que afectarán a todas las instituciones del Estado. Por tanto, un papel muy importante, pero no evita las preguntas principales: ¿quién defenderá nuestros intereses en la conflictiva reforma territorial que se va a acometer¿, ¿quién explicará la singularidad canaria en la difícil negociación de la financiación autonómica?, ¿y un nuevo Régimen Económico Fiscal de gran alcance, y no el que se está negociando ahora? Son todos temas decisivos para nuestro futuro. Pero en un momento histórico así, Canarias no está, ni se le espera.

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