"Creemos que ha sido un secuestro". Esta es la hipótesis que abrazan con fuerza los familiares de los desaparecidos. Francisco Ojeda, padre del sargento Johnander Ojeda, uno de los tres tripulantes, que fue el único superviviente del otro accidente de un helicóptero del SAR ocurrido el 19 de marzo de 2014, donde fallecieron sus cuatro compañeros, cree que la desaparición de los tres militares se debe a un secuestro. No cabe otra explicación. "El helicóptero hizo un amerizaje normal, las palas no entraron en contacto con el agua y tenía los flotadores abiertos", explicó ayer en una entrevista en la Cadena Cope. "Todo hace pensar que fueron rescatados", sentencia.

El padre del sargento señala que están "a la espera" de los acontecimientos, aunque la hipótesis del secuestro, que admitió el pasado domingo el ministro de Defensa, Pedro Morenés, como una de las que se barajan, es la que a Ojeda le parece bastante posible. En su opinión, el amerizaje pudo producirse cerca de un barco que se encontraba faenando. "Entonces se acercaron a ese barco lo más posible y que dijeran pues este mismo que nos recoja y puede ser que los recogiera", sostiene. "Puede ser que se oigan comentarios de que eran unos piratas o de que les quitaran la mercancía, pero hay que esperar", asevera.

Francisco Ojeda recordó que su hijo ya vivió un accidente hace 19 meses, en el que murieron cuatro militares al estrellarse el helicóptero en el mar, pero quiso recalcar que fue "muy diferente". "Aquel accidente fue diferente, fue de noche, el helicóptero impactó totalmente, esto ha sido una cosa más suave", estimó en virtud de los datos que le ofrece el ministro Morenés.

Ojeda apunta la otra posibilidad de que el barco que supuestamente recogió a los tres tripulantes -el capitán José Morales, el teniente Saúl López y el sargento Jhonander Ojeda- no haya vuelto por estar faenando aún. "Suponemos que se habría desviado hacia otro puerto, es un barco de faena, de arrastre que lleva una red inmensa y hasta que no se llene, el barco no sale", sostiene.

Sacar la cabina

"Hay que ser cautos", recalcó el padre del sargento. "Hay que esperar a que se saque la cabina y el fuselaje" del helicóptero, precisó. "Una vez se saquen dirán si está o no está, si está pues mala suerte, pero casi 99'9% de que no están ahí", indicó con convencimiento. Las labores de búsqueda del helicóptero se han intensificado. En principio cayó en una zona con una profundidad de 40 metros, a la que pueden acceder los buzos y los dos robots que realizan las labores de rescate.

Pero hasta anoche aún no habían hallado los restos del helicóptero. Desde Defensa se indica que no es fácil, ya que hay fuertes corrientes, poca visibilidad y una plataforma marina que se va haciendo cada vez más profunda.

Las esperanzas de encontrar a los militares con vida se deben a las primeras informaciones donde en todo momento se dijo haber avistado el helicóptero, una balsa y bengalas, así como por el relato del buque holandés que se acercó al aparato siniestrado antes de hundirse y aseguró no haber visto a ningún tripulante en su interior.